“De acuerdo con los datos publicados por la Comisión Europea en 2023, los trastornos mentales y de comportamiento son la segunda causa más común de muerte entre los jóvenes”, según informa la Comisión Europea en una comunicación sobre el “Enfoque integral de la salud mental” en la que está trabajando.
Desde el año 2006 en España se lleva realizando por una estrategia de salud mental, siendo un asunto que preocupa y que se ha agudizado con la pandemia de COVID-19. Es un problema serio que necesita de respuestas urgentes, y decisiones rápidas. Es tarea de todos ponernos manos a la obra porque nos jugamos mucho.
El número de personas que padecen enfermedades mentales está aumentando en los últimos años, como se ha puesto de manifiesto, según el informe Heatlth at a Glance: Europe 2022 de la OCDE que reafirma la tendencia que ya conocemos y es que la proporción de jóvenes con trastornos mentales está creciendo.
Porque tener y cuidar una buena salud mental es importante en todas las edades, pero en la juventud- etapa de la vida donde cada uno construye su personalidad, donde crecemos en todos los ámbitos, donde forjamos nuestro futuro- mucho más relevante. Las noticias que nos llegan nos informan sobre la situación de jóvenes que se sienten tristes, apáticos, que son pesimistas, sufren ansiedad, depresión, desórdenes alimenticios o de conducta, entre otros problemas, pero ¿qué provocan estos diagnósticos? No sólo las redes sociales tienen la culpa. ¿Cómo sociedad qué respuesta estamos dando? ¿Por qué no se da respuesta urgente? Entre los temas de los políticos que ahora preparan las campañas electorales se debería recoger esta preocupación, del día a día, y que se acrecienta entre los jóvenes y entre las personas más vulnerables. La pobreza genera problemas de salud mental.
En la adolescencia la autoestima, la imagen, así como las relaciones con la familia y con amigos son aspectos que marcan nuestra vida y que cada persona debe saber gestionar. Es urgente y necesario que las entidades sociales y los centros educativos pongan soluciones, se les doten de recursos y estén atentos a los problemas que tienen los jóvenes más cercanos. Las administraciones tienen mucha responsabilidad en el diseño de estrategias de salud eficaces que garanticen y prevengan el sufrimiento de los adolescentes. Estrategias que sean reales, que no se queden en titulares.
Es esencial que su entorno más cercano sepa cómo se encuentra cada joven, sobre todo la familia y que los profesores también se preocupen por él, comprendan sus problemas emocionales y detecten a tiempo alteraciones de conducta para poner soluciones que lleven a superar sus miedos, sus incertidumbres, sus preocupaciones y dificultades. Los profesores y todo el entorno. Todos somos responsables.
La ayuda profesional, los tratamientos médicos y de los profesionales como los psicólogos son imprescindibles, pero las mejores y obligatorias herramientas son la escucha activa, el acompañamiento, la comprensión, el apoyo y la comunicación de la familia y de los más cercanos, actitudes que ayudan a resolver este grave problema, que está experimentando cada vez más la sociedad, teniendo en cuenta que la salud mental va ligada a la salud del cuerpo y del espíritu. Todos responsables, todos unidos en torno a la salud mental. Mañana puedes serlo tú.