El Lunes de Pentecostés amaneció muy temprano, con las facas brillando todavía a la luz de la luna. Las costuras de las puñaladas harían gritar a los gitanos de Federico, pero lo que se vislumbraba en la madrugada era un corrimiento de tierras de la izquierda a la derecha. Sólo un hombre aguantó y resistió; curiosamente, el que más hizo por desmarcarse y salirse del camino que le habían trazado. Ha nacido una estrella. En realidad, ya había nacido. Pero ayer ya de una vez por todas, a Emiliano se le quitó la cara de crío, el Peter Pan que siempre fue de la política. Y se hizo tan mayor como ni siquiera la mayoría de hace cuatro años lo determinó. Se convirtió en Bono, corregido y aumentado. Mejor que él incluso, cuando ganó en el noventa y cinco por diez mil votos aquellas elecciones del arrancacepas. Hoy una mayoría absoluta pesa como un quintal al lado de tres como aquellas, en el bipartidismo puro que se abría en canal. Emiliano García-Page le ha ganado la partida a Pedro Sánchez. Y a la pandemia, la Filomena y todas aquellas otras cosas que vinieron por detrás y por delante. Page puede respirar y suspirar aliviado. Su gente le ha respondido porque antes él contestó como debía. La rajada de Ocaña, la malversación, los indultos… Se podía escribir una biblia del antisanchismo con sus declaraciones. Porque la mayoría a Page se la han dado las gentes de derechas. También igual que a Bono. Fue su discípulo más listo y que antes aprendió. Y ahí está, conservando su baronía y con todos ya mirando hacia él.
Dijo que dedicaría la victoria a sus hijos y sus padres, Doroteo y Gregoria, que ya no están, que ya marcharon. Rafa Perezagua, Margarita, Regatero han ido con él esta campaña en una furgona, cuidándolo, igual que si fueran una cuadrilla de titiriteros. Porque el triunfo, aquí está la prueba, ha sido de un hombre solo ayudado por su equipo más fiel. Nacho, Sergio, su hermano Javi y otros tantos que revolotean en torno a la cabeza del presidente, pero que tampoco son tantos. Emiliano ha ganado y resistido porque era el único que tenía brújula y sabía dónde dirigirla. Hacia el lado opuesto de Pedro Sánchez. Joder, si hasta Puertollano que fue socialista siempre, cayó del lado de PP y Vox. No se puede ser más cenizo ni esconderse tanto tras el burladero.
Ahora vendrá la gestión de la victoria. Emiliano deberá descansar y recomponerse un tanto, aunque no demasiado porque pasado mañana será el Día de la Región en Manzanares. Deberá utilizar a partir de entonces su inteligencia para lo que Bono no pudo ni consiguió, la secretaría general del Psoe. Aun en contra de los catalanes y toda la purrela que apoya a su jefe todavía. Plutarco escribió hace veinte siglos las Vidas Paralelas y las de Bono y Page lo son. Toca demostrar al segundo que la política le va en las venas y la vida y que no dejará que a España la troceen a cambio de cuatro canongías. Su tierra lo ha ungido. Las lenguas, las llamaradas de fuego han descendido sobre su frente en forma de un Pentecostés de votos. Todas las lenguas se entendían ayer en el Cigarral del Santo Ángel, hasta las de socialismo de fuera de la región que no comulga con Sánchez y a las que Page hizo un guiño. De la Torre de Babel del Frankestein a la comunión de las lenguas de la socialdemocracia clásica. Y todo porque anoche una paloma, blanca y democrática, se posó sobre la frente de un hombre, Emiliano García-Page.