Yo creo que no, pero dice Emiliano García-Page que la ruptura de la convivencia en España lleva grabado a fuego el nombre de Carles Puigdemont. Pero qué va: eso es tan sólo un guiño complaciente y comprensivo que el presidente de Castilla-La Mancha lanza en plan amiguito a la Moncloa. Así como plegando velas. El prófugo no sería más que un personaje irrelevante que se fugó en un maletero sin Pedro Sánchez al mando de la carraca. Esto es un principio fundamental y debe quedar claro: nada rompería Puigdemont en la cacharrería que ahora mismo es España si Sánchez no se hubiera postrado ante él. Es la humillación que llevamos a cuestas para que el sanchismo pueda seguir un día más con vida.

Así que Page, tantas veces luminoso, esta vez ha errado el tiro y se ha caído por la cuesta. ¡Catapum! Se ha equivocado de culpable, probablemente a sabiendas y queriendo rebajar el tono contra su secretario general, que la cosa está tensa y muy malita y el PSOE parece un polvorín. Me gustaba más el presidente castellano-manchego cuando hablaba de los extrarradios y los botifler y metía a todos en el mismo saco, que es el pantano en el que están chapoteando con España tristemente dividida en dos. A saber: los buenos y la fachosfera, según el lado del muro del sanchismo en el que uno se coloque. Mira una humildemente un poco alrededor y lo tiene más claro cada día: Sánchez es lo más parecido a Donald Trump que tenemos en Europa. No le dan más vueltas y cierren la muralla. Debe ser por eso que a Alberto Núñez Feijóo le gusta más Page cuando habla que cuando vota, que ahí todo se desbarata.

Y andábamos en estas cuando me nace, a bote pronto, la pregunta del millón: ¿Page también es fachosfera? Y dos de sus derivadas. Una: ¿se siente Page en la fachosfera de los señalados del sanchismo? Y dos: ¿piensa Sánchez que Page efectivamente se ha ido a vivir al extrarradio de la fachosfera y ya no es “uno de los nuestros”? Tal vez sea esta la clave de que el barón castellano-manchego, al señalar a Puigdemont, mire el dedo en lugar de ver la luna. Empiezo a pensar, no sé por qué, que la foto del otro día en Fitur con los presidentes del PP Juanma Moreno Bonilla, Carlos Mazón y Fernando López-Miras ha dejado de molarle a Page y va a tardar en repetirse, aunque a lo mejor son sólo cosas mías. Esperemos a ver por dónde sale el escopetazo de la próxima andanada.

Por cierto, que esa foto de los cuatro presidentes autonómicos rajando contra el actual modelo de financiación autonómica, en la que Page situó al PSOE en el extrarradio de la Constitución y el ministro Óscar Puente le enseño después la puerta de salida, esa foto que fue portada en todos los telediarios… resultó muy del agrado de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que salió a la palestra a defender al líder socialista castellano-manchego con mucho elogio y tal. No hubo ese día nadie más contento y emocionado con Ayuso que el consejero de Fomento de Page, el bueno de Nacho Hernando, que desde la tribuna de las Cortes autonómicas dijo sentirse “bastante emocionado” con la líder madrileña y reconoció “a la presidenta Ayuso el que haya contribuido a que en lugar de tirarnos los trastos a la cabeza, seguimos siendo personas que queremos lo mejor para nuestros vecinos”. Maravilloso Nacho. Y enternecedor: directo a la fachosfera del sanchismo, querido.

Doy por hecho que alguno de los chiquicientos asesores del sanchismo en la Moncloa habrá tomado nota de todo este episodio y de que luego Page pidió la paz o algo parecido, aunque supongo que, con la distancia sideral que ha llovido ya con Sánchez, el mundo ya nunca es suficiente. Al menos no para salir corriendo y eso que La Mancha es grande.