El amago sin chicha de Isidoro Gómez Cavero para asustar al socialista Darío Dolz con la amenaza de entregar al PP la Alcaldía de Cuenca, lanzada a bote pronto y sin anestesia, no parece más que un juego pueril que ni siquiera ha tenido eco ninguno en la prensa local. Al teniente de alcalde y líder de Cuenca Nos Une no parece haberle tomado en serio ni el propio alcalde Dolz, que ha visto a su número dos municipal jugando al mus de farol en modo sainete de cuarta preferente. “Nuestra relación es magnífica”, ha dicho el alcalde tras escuchar a su socio lanzar el trancazo de pólvora mojada. Qué risa, habrá pensado.
Así las cosas, casi me ha parecido mucho más preocupado el PP ante la lejana hipótesis de tener que asumir la Alcaldía. Vade retro, con lo bien que se vive a la contra. El entusiasmo de la candidata popular Beatriz Jiménez, diputada también en el Congreso, tras la artificiosa descarga de Gómez Cavero, ha sido tan perfectamente descriptible y lacónico que casi mejor no andarse cambiando los muebles. Ya si eso. La frase clave de la aspirante que en mayo pasado quería ser alcaldesa y ahora vive en la Carrera de San Jerónimo ha sido determinante: “Si las declaraciones de Gómez Cavero son para llamar la atención y que llegue la inversión a Cuenca y el equipo de gobierno se ponga a trabajar, bienvenido sea”.
Pues eso: bienvenido. Y larga vida (política) a Dolz. Qué bonitos quedan siempre los fuegos artificiales.