Que quede claro. No quiero hacer futuribles ni adelantar conclusiones extemporáneas. Ni largar insinuaciones en ningún sentido. Sólo dejar constatación de una circunstancia que me viene llamando la atención y que se ha confirmado. Un pequeño apunte sin más. Izquierda Española, el nuevo partido que nace con la intención declarada de convertirse en la referencia política “de los socialistas que se han quedado sin voz”, es decir de aquellos que no se sienten representados por el PSOE de Pedro Sánchez, llega diciendo prácticamente lo mismo que Emiliano García-Page desde hace ya muchos meses. Un discurso calcado, con la bandera del antinacionalismo como columna vertebral del nuevo espacio socialista que quieren abrir.

Este miércoles publica The Objective que Izquierda Española se presentará a las elecciones europeas de junio con una candidatura liderada por el abogado “jacobino” Guillermo del Valle y la exportavoz del PSOE y actual eurodiputada de Ciudadanos Soraya Rodríguez, dos nombres abiertamente de izquierdas que, sin embargo, han entrado en grave colisión con el sanchismo por un asunto central de la política española: las cesiones de Sánchez a los separatistas y la ruptura que eso supone para la igualdad de los españoles consagrada en la Constitución. Izquierda Española irá a las elecciones con el sello de su profundo rechazo a las “opciones retrógradas” que representan los socios independentistas de Sánchez, contrarios a los valores de una izquierda moderna y democrática. La soberanía nacional reside en el pueblo español y no hay derecho de autodeterminación para las comunidades autónomas: es su ideario.

Las posiciones están claras y es una obviedad que este discurso es el mismo, casi de forma absoluta, que el presidente de Castilla-La Mancha viene expresando en público y en privado de manera igualmente rotunda y persistente, y en ambos casos desde un perfil socialista. Diría incluso que Page, en algunos momentos, ha ido un poco más lejos en sus advertencias al sanchismo y se me ocurren dos momentos gloriosos: el primero, cuando avisó de que Sánchez o Puigdemont “uno de los dos acabará siendo un botifler”, y el segundo más recientemente al prevenir al presidente del Gobierno de que si el separatismo vuelve a las andadas de la autodeterminación “el ridículo puede ser histórico”. Y así todos los días desde que empezó la legislatura y la aritmética del poder sólo le salía al sanchismo con Puigdemont dentro y la mentira se convirtió en el gran valor de nuestro tiempo.

El canal de conexión de estas ideas de Page con las de Izquierda Española queda tan evidentemente a la vista de todo el mundo que cabe preguntarse, ante la clamorosa soledad del barón castellano-manchego en el PSOE actual, si se siente también, como los de este nuevo partido, “un socialista que se ha quedado sin voz” al que el sanchismo no representa. Pero vamos, es una pregunta retórica.