A falta de Pedro Sánchez, bien está Ernest Urtasun. Un poco descolocado por la dimisión fake con la que el sanchismo ha toreado a toda España, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, lleva más de una semana “desactivado” en su ofensiva crítica habitual contra el presidente del Gobierno y sus socios separatistas, pero se ha encontrado de pronto con el filón antitaurino del ministro de Cultura y eso ha venido a despertarle la felicidad y sacarle del silencio obligatorio impuesto por la carta de amor de Sánchez a sí mismo. Alabado sea el señor Urtasun.
Siempre es conveniente tener un buen enemigo a mano en el Gobierno y darle garrotazos en los titulares de la prensa. Y a Page ha venido Urtasun a rescatarle del rincón de pensar al que Sánchez le había enviado desde el día de la “operación Begoña” y se lo ha puesto a huevo, con perdón: la ocurrencia del ministro de Cultura y Tal de cargarse el Premio Nacional de Tauromaquia le ha dado al presidente castellano-manchego la oportunidad de perpetrar este mismo martes la mayor descalificación pública que yo le he oído a Page en mucho tiempo. Un zasca detrás de otro, enfadado, ofendido, contundente, improvisando la andanada pero bien pensadas las palabras, calculadas, duras, a la yugular. Urtasun debió tener dolor de oídos todo el día.
Page estaba callado y el ministro de la cosa le despertó del sueño, así que el presidente de Castilla-La Mancha ya tiene ganado el amor del sector taurino para toda la eternidad. Es verdad que con el ministro se ha echado un enemigo, aunque supongo que eso le importa poco muy poco al presidente. Más o menos un cinco por ciento, que son los votos de Sumar, el partido de Urtasun, Yolanda Díaz e Iñigo Errejón, a punto de morir de éxito cualquier día de estos.
El caso es que el presidente de la Junta tiró de diccionario y llamó finamente a su manera analfabeto al ministro de Cultura, lo cual tal vez sea un oxímoron, pero tampoco estoy segura. No llegó Page a utilizar esa palabra (“analfabeto”), pero estaba claro y se lo dijo así: “Por favor, hombre, por favor, que ya tenemos edad para tener políticos ilustrados. Me vale con que lean un poquito”. Blanco y en botella: horchata. Antes de eso, el líder de los socialistas de Castilla-La Mancha, en plena fase de enamoramiento, utilizó conceptos como estos para referirse a Urtasun: soberbio, gauche divine, repartidor de carnés de modernidad, lobo al cuidado de las ovejas y ministro del odio, para terminar pidiendo a Sánchez que le quite las competencias taurinas. Vamos, que le eche.
Ya digo, la mayor bulla de Page en mucho tiempo contra un miembro del Gobierno y eso que las ha tenido fuertes en sus agarrones con Sánchez y asociados. Golazo por la escuadra ministerial, aunque el ministro, erre que erre (Errejón), sigue en sus trece y no se apea del caballo. Vemos que el presidente castellano-manchego se mantiene en plena forma y está una deseando que pasen las elecciones catalanas a ver si es posible que Page salga de su silencio antisanchista, enciscado como anda con actores secundarios, y vuelva al meollo de la causa, o sea Sánchez y su troupe. Y la okupación de España. No servirá de mucho, pero es muy entretenido. Y ya está, que me voy yendo.