¿Quiere decir Javier Lambán que Emiliano García-Page debe ser el próximo secretario general del PSOE? ¿Es eso lo que insinuó el expresidente de Aragón y actual senador? ¿Que Page está llamado a liderar al socialismo español tras este “periodo de tribulación” de Pedro Sánchez? Si no es lo que dijo, desde luego lo parece. Las palabras de Lambán, el pasado miércoles en la presentación de sus memorias, fueron claras y contundentes, y esto es textual: “El socialismo español tardará en recomponerse lo que tarde en reconocer los méritos y habilidades de un socialista como Emiliano García-Page”.

Yo aquí veo un río de agua clara, sea lo que sea: una ensoñación, una hipótesis o un simple deseo personal. En poco más de un minuto de piropos, Lambán puso a Page por las nubes y allí estaban escuchando, y aplaudiendo, Felipe González y Alfonso Guerra, aunque eso, a estas alturas, no sé si tiene mayor significado, más allá de los dinosaurios rebozándose en la playa. Quieren poner a Page a conducir el camión, pero no es seguro aún que tenga aprobado el carné de grandes remolcadores.

El caso es que Lambán, en pleno periodo de “emoción política” y con la necesidad de decir lo que le venga en gana, señaló abiertamente a Page con ese futurible y ahí queda establecida esa referencia, ya veremos para qué. No sé si era esto a lo que se refería González anoche en El Hormiguero cuando le contó a Pablo Motos que se anda fraguando una corriente interna en el PSOE, aunque a Page no le citó el expresidente por ninguna parte. Esta operación yo no la veo: si el presidente de Castilla-La Mancha cruza la M-30, un suponer, tiene que ser para irse a lo grande y con Sánchez en Sebastopol, que de Pepito Grillo lleva mucho tiempo ya.

Sea como sea, Lambán, tal vez cabreando su voz en la Moncloa, apuntó sus cañones al sanchismo sin ningún disimulo: de la necesidad de “recomponer” el PSOE hasta el “periodo de tribulación” en el que el partido está inmerso, todo aquello sonaba a misiles aire tierra contra Pedro Sánchez. Y por el medio ideas como esta: el PSOE necesita un “anclaje más fuerte” para construir “una nueva manera de servir a España”, el PSOE consiguió ser la referencia de la socialdemocracia en España “gracias al talento y el genio político de una generación espléndidas de socialistas” y “Emiliano debería ser mucho más valorado por el socialismo español”.

Emiliano, Emiliano. A Sánchez le zumbaban los oídos en dosis aumentativas, con esta frase textual para rematarle la faena: “Page es el único que le gana las elecciones a la derecha y, además, para gobernar no tiene que recurrir a ningún tipo de artificios insanos mezclando agua con aceite”. Traducido al español actual: el PSOE con Sánchez va por mal camino, no gana elecciones, se humilla ante los peores enemigos y necesita a Page para la necesaria regeneración que tendrá que llegar después. Después de la degeneración, claro.

No estoy segura del todo de que el propio presidente de Castilla-La Mancha esté de acuerdo con agarrarse a esa hipótesis, y ponerse al mando de la nave, pero la hermenéutica política es un mundo complicado. A lo mejor, Page se anima con los abrazos de la gente y esos baños de masas que suele darse en la plaza de toros de Las Ventas. O sea, se pone las pilas y se lanza valentón a la melancolía del ruedo ibérico, gladiador incierto en la arena: “Dejadme solo”. Y tal.

Pero el mundo es un imponderable. Ya veremos. Así que cualquier día, paseando por los alrededores de Las Ventas, nos encontramos al bueno de Paco Núñez haciendo una sesión de photocall y midiendo su popularidad con la de Page. ¿Quién dijo miedo? Ferraz sigue a la espera de un hombre de verdad. “Una cosa es gobernar y otra estar en el gobierno”, que es una bonita frase para cerrar la columnilla que lanzó el otro día el presidente castellano-manchego con sello directo a la Moncloa. Lo de Sánchez, tal vez, no sea ninguna de las dos cosas: un día más con vida y ya.