Elecciones y zas: todo se agita. De pronto, el patio se ha revuelto y el personal anda muy convulso. Todo es un alboroto. El 9-J ha sido un petardazo del PSOE y sus queridos socios de la extrema izquierda. El mapa es casi todo azul y sólo en Castilla-La Mancha la diferencia ha sido de diez puntos. Una goleada. Pedro Sánchez, ese hombre, no gana ni una sola cita electoral. Las pierde todas. Se mueren de éxito en Ferraz, por mucho que mantengan a su hombre con respiración asistida en el poder.

Así que el ruedo ibérico anda del revés: los socialistas derrotados, la arena catalana empantanada, el escándalo de la amnistía en el BOE y dimite Yolanda Díaz, la vicepresidenta chupiguay que solo resta. Quién da más. La pizquita de sal llega de la mano de Begoña Gómez y David, el hermanísimo, a la greña judicial como nunca antes había ocurrido, que yo recuerde, en la democracia española. Las elecciones europeas se han empeñado en llevarle la contraria a Tezanos, un esclavo, un siervo, un amigo, y nos dejan una bonita temporada por delante.

Y por el medio de este enredo nacional llega Emiliano García-Page y monta el lío en Trece TV con unas declaraciones explosivas y muchos efectos secundarios: el presidente de Castilla-La Mancha sugiere elecciones generales anticipadas, deja a sus diputados a los pies de los caballos al anunciar que él habría dimitido antes de votar la amnistía en el Congreso y pide a Sánchez que “no eternice lo inviable”, como viniendo a dar la legislatura por finiquitada.

“El ambiente político es absolutamente neurótico” y hay que buscar la “solución en términos electorales”, dijo Page junto con otro mensaje probablemente dirigido a la Moncloa: “Sería conveniente abandonar la vía del frentismo y el populismo que está rompiendo la sociedad”. En Ferraz y alrededores deben estar sonando todas las alarmas: como dice Page, todo este lío “es un problema de dignidad personal”.

O sea, mucha leña toledana al fuego de un Sánchez derrotado que, por ahora, no ha ganado ni una sola vez a Alberto Núñez Feijóo: ni municipales, ni autonómicas, ni generales, ni europeas. Pleno al 15 del sanchismo. Así que blanco y en botella y con Page arreando como si él no fuera del PSOE, tal vez encaramado, claro, a sus incontestables mayorías absolutas. A mí que me registren. La entrevista de Antonio Jiménez en El Cascabel al líder castellano-manchego ha sido un zambombazo muy entretenido, aunque ya veremos si sirve para algo.

De momento, los chicos del PP de Paco Núñez han salido en cascada este martes para poner a escurrir al presidente de Castilla-La Mancha y le achacan dos o tres cositas con mucha gravedad: hipocresía, doble lenguaje y hacer exactamente lo contrario de lo que dice, que es lo mismo que llevan meses denunciando en relación con la ley de amnistía que acaba de publicarse este martes en el Boletín Oficial del Estado, dos días después del domingo electoral, qué casualidad. Se ve que Sánchez y Ferraz están pletóricos de orgullo de crear españoles de primera y de segunda y han esperado a que pasen las urnas, mayormente para no aprovecharse del tirón que Puigdemont tiene entre la gente.

Total, que Page quiere que se vaya Sánchez, Núñez pide que dimita Page y nadie se mueve de su sitio. De número dos a número dos, la pregunta más dolorosa de este martes se la ha hecho la secretaria general del PP de Castilla-La Mancha, Carolina Agudo, al secretario de Organización de PSOE, Sergio Gutiérrez: "¿Cómo se te queda el cuerpo cuando tu jefe García-Page te ordenó votar a favor de aprobar la ley de amnistía y ahora en Trece dice que él hubiera dimitido?". Vamos a dejarlo aquí.