Carta a mi paisano Page: no permita la descomposición de la España autonómica
Respetado presidente: permítame que me dirija a Vd. como manchego de nacimiento, de corazón y, después de leer varias veces el Quijote, más Sancho que Quijote.
Llevo mucho tiempo residiendo fuera de nuestra querida Mancha, a la que vuelvo varias veces al año. Nunca dejé de sentirme manchego. Entre los rasgos con que se nos suele identificar hay una fundamental para mí: la fidelidad a la tierra natal, el amor por ella. Que no impide el agradecimiento al Aragón que me acogió.
Ha explicado en su discurso de qué se trata. El discurso es impecable, pero los hechos, no. Un capítulo del Quijote presenta al Caballero de la Blanca Luna (en realidad, Sansón Carrasco) cuyo objetivo es aniquilar a Don Quijote. Podemos hacer realidad esa ficción si aposentamos al dicho bachiller en la Moncloa. Podría ser su nombre Caballero del Continuo Embuste y su disfraz el de progresista que, en realidad, se propone aniquilar nuestras instituciones. Sus intenciones aparentan benevolencia, pero sus actos son agresivos e implacables.
La grandeza del hidalgo manchego, también si es presidente de nuestra Comunidad, incluye entre sus componentes el idealismo, el sentido del honor y los valores morales asociados. Lo ha señalado Vd. numerosas veces. Como muchos otros, aprecio en ello una vigorosa preocupación por la honra y la dignidad personal, si bien en la Moncloa estiman que se trata de desvaríos o manías. Hoy lo hidalgo es defender los valores de la Constitución y buscar justicia en un sistema de gobierno que percibimos lleno de adulteraciones y fraudes.
Sus intenciones, repudiadas en las alturas de su partido, demuestran nobleza de espíritu, que entiendo radica en su capacidad de perseguir ideales elevados, incluso cuando la realidad no ayuda. Creo que tiene una visión cabal de la España que debiera ser, según el ideal democrático, lo que representa una forma elogiable de resistencia contra la banalidad y la injusticia imperantes.
Como presidente de Castilla-La Mancha ha dicho que el aberrante acuerdo (de Sánchez, no nos engañemos) con los golpistas de Esquerra no prosperará en el Congreso. Ojalá. Pero sabe bien que si no utiliza a fondo su hidalguía manchega, los diputados de su partido volverán a votar mansamente, como hicieron con la investidura de Sánchez y la Ley de Amnistía, a sabiendas de habían sido compradas a enemigos confesos (y convictos) de nuestro país y de su Constitución.
No permita, respetado presidente, que se siga engañando a los manchegos, y al resto de los españoles: emerja como un decidido disidente en nombre del socialismo, y de nuestra Comunidad, frente a quienes lesionan a ambos. A la hora de la verdad, que es la de las votaciones en el Congreso de los Diputados, convénzase de que no son molinos, sino diputados que obedecerán, otra vez, solo a la voz de su amo.
El acuerdo pactado por Sánchez y el mayor grupo golpista catalán es aberrante y lesivo. Opóngase con los suyos. Diga que no. No sea una de esos falsos disidentes a los que puede aplicarse lo de "perro ladrador, poco mordedor", a quienes incluso se premia y estimula para que se contagien de un oportunista "cambio de opinión".
Señor presidente, como lector del Quijote, recuerde que Ginés de Pasamonte evoca lo que Vd. esta viviendo en la realidad cotidiana: malhechor y galeote liberado por Don Quijote, le agradece la libertad con ingratitud y traición y roba a Sancho Panza su rucio.
Ingratitud y traición son las de un sombrío presidente de Gobierno que es el mayor responsable del daño que está sufriendo nuestra España de comunidades. Se percibe una maldad oculta tras una fachada de crema y simpatía. El gran Don Miguel también describió personajes de esta condición negativa y oscura.
Por favor, no permita la descomposición de la España autonómica. Le agradezco su atención y le envío mi respetuoso saludo.
Vicente Calatayud Maldonado. Catedrático Emérito de Neurocirugía. Universidad de Zaragoza.