Al bueno de Emiliano García-Page, el amiguito preferido de Pedro Sánchez, le ovacionaron el sábado en el Comité Regional del PSOE de Castilla-La Mancha como si no hubiera un mañana. Hay vídeos del momento, convenientemente ventilados, que alguien habrá hecho ya llegar a Ferraz y la Moncloa. Que tomen nota. El entorno de Page ha dado mucho carrete a las imágenes, así que la intención está muy clara: impresionar a posibles aventureros y que el Congreso Regional convocado para el 18 y 19 de enero en Toledo sea un paseo militar en el que Page vuelva a ser elegido sin oposición y sin primarias.
Ya veremos, que dijo Milagros Tolón. Y aquí se extiende un runrún que yo no sé si irá cogiendo forma, pero que lo explica bien: ha quedado claro que Page tiene controlado absolutamente el “aparato” del partido y todas sus estructuras en Castilla-La Mancha, pero “otra cosa es la militancia”, y ahí es dónde algunos van contando que las primarias son un riesgo para el presidente de la Junta. Esa puede ser la baza de Sánchez: montarle a Page una fuerte candidatura alternativa y que el Congreso Regional de enero termine siendo una guerra abierta con final imprevisible. O sea, que volvemos al "veremos".
Me malicio al pensar que el cara a cara que Sánchez y Page mantendrán el 4 de octubre en la Moncloa, primer encuentro bilateral entre ambos desde octubre de 2018, seis años lloviendo, tendrá algo también de intento de armisticio y que ambas partes suspendan las hostilidades, una por otra. Por ejemplo, tú te callas con el cupo catalán, y te comes enterito ese sapo, y yo no te muevo la silla toledana del Congreso Regional, pero esta teoría es solo mía y me la acabo de inventar por culpa de la fiebre con la que he amanecido este lunes. Son días difíciles. Page, en su discurso, calificó como "inexplicable" que Sánchez quisiera desbancarle (si es que quiere) siendo él presidente de la Junta y, además, con mayoría absoluta.
Por cierto, entre las comidillas del Comité Federal del sábado fue sonada la ausencia de Tolón, que, aunque no pertenece a este órgano, la reunión tenía "carácter abierto" y estaba invitada, no sé si formal o informalmente. Page no echó de menos a su "oponente" sanchista (ni ella a él), pero la jugada, me consta, tuvo mucho comentario. De todas formas, Tolón no tenía por qué ir, y eso hizo, si necesidad de tener que dar explicaciones a nadie. Punto. El presidente regional, ya metido en harina, llamó "pijoprogre" al ministro Ernest Urtasun, por aquello de los premios y los toros.
Así las cosas, la otra gran noticia “electoral” de estos días es la candidatura a la reelección de Julián Garde como rector de la Universidad de Castilla-La Mancha, que estaba cantadísima. Desde la primavera viene Garde aireando su “ilusión y más ganas que nunca” y el anuncio de su presentación no es más que la confirmación de lo que todo el mundo ya presuponía. Así que enhorabuena al rector y feliz proceso hasta las elecciones de diciembre, que supongo no tendrán candidato alternativo o, si lo tienen, no pasará más allá de ser un pequeño jueguecito. Total control.
Andábamos en esas peripecias, cuando me entero de que el gran Carlos Herrera, el rey de las ondas, ha venido a darse una vuelta por Castilla-La Mancha y ha hecho parada y fonda en un restaurante de la provincia de Toledo del que ha dicho que es “descomunal”: El Retorno, en la preciosa localidad de Consuegra, a cargo del chef Pedro Rodríguez y su famosa fusión de vanguardia y tradición. A Carlos Herrera le ha fascinado este restaurante y lo ha puesto por las nubes en sus redes sociales, así que el pelotazo está pegado, ya que el enorme y veterano locutor convierte en oro todo lo que toca. Me entero de que El Retorno apuesta fuerte por el producto de la tierra, materia prima de primera calidad, y tiene en su carta unas migas de pan candeal con huevo poché que asustan a media humanidad. Yo quiero ir, si alguien me invita.
Y es que Castilla-La Mancha es tierra de gigantes y alegrías culinarias. Una región maravillosa y todavía por descubrir. No por casualidad ha dicho estos días uno de los grandes, Raúl del Pozo, mi admiradísimo maestro del periodismo y la columna, que “Cuenca es la ciudad más bella del mundo”. Siendo él conquense tampoco tiene mucho mérito, pero la verdad hay que llevarla siempre por delante. Cuenca en el corazón. Resulta que el Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad, que incluye a Cuenca y Toledo, ha editado 15 libros, unos por cada ciudad española con el sello de la Unesco, y Raúl del Pozo ha escrito el de Cuenca, al alimón con Miki Leal, y les ha salido una obra escrita con el alma. El de Toledo también lo han hecho a cuatro manos Juan Eslava Galán y Carmen González Castro, y me cuentan mis espías toledanos que es una apasionada historia de amor a la capital de Castilla-La Mancha. O sea, felices todos.
Termino con tres felicitaciones efusivas. A Lola Merino, la presidenta de Amfar y diputada del PP, por su buena recuperación de la enfermedad que le viene aquejando desde hace algunos meses. Desde aquí le deseamos todo lo mejor. A Cruz Galdón, por su Mención Honor a su novela “Mírame, Palmira” en los premios internacionales de los libros latinos en Los Ángeles (Estados Unidos): una maravillosa noticia. Y a Tomás Rufo por su exitazo en la encerrona del sábado con seis toros en las Ferias de San Mateo de Talavera. Glorioso, me cuentan. Y hasta aquí.