Hay un ambientecillo raro en el PSOE de Castilla-La Mancha. Un clima como de expectativa y división interna, como si alguien fuera a presentarse sin aviso previo y preguntar a bocajarro: ¿y tú a quién quieres más, a tu padre o a tu madre? Sensación quebradiza y de sentimientos encontrados. No es que tenga lugar a día de hoy ninguna ruptura en el “aparato” regional del partido, ampliamente bajo control de Emiliano García-Page, sino más bien es una atmósfera que se respira en la calle, en la militancia. Más de once mil “almas rotas” (es un decir) que llevan años asistiendo dolidos, mudos y perplejos a la pelea a garrotazos de Page con Pedro Sánchez, y viceversa, y viviendo su credo político entre los dos lados del muro.

Convocado el Congreso Regional para los días 18 y 19 de enero de 2025, la gran incertidumbre ahora está centrada en las intenciones que pueda tener Sánchez, o no, de remover a Page su liderazgo en Castilla-La Mancha y montar una candidatura alternativa que pueda plantarle cara al presidente de la Junta en las primarias. Nadie sabe lo que Sánchez piensa ni lo que se dispone a hacer en Castilla-La Mancha y ese runrún está alimentando todos los miedos en los ámbitos del socialismo autonómico, como un rumor en cascada que también llega, claro, a la Administración autonómica y todos sus cuadros de mando, timoratos ante lo que pueda venir.

Nadie lo sabe, pero tras el autodescarte de Milagros Tolón, el nombre de la ministra manchega Isabel Rodríguez suena por todas partes, con verdad o sin ella, para dar la batalla frente a Page si llega el caso: todo el PSOE de Castilla-La Mancha es consciente de la enorme quiebra que esa guerra traería al partido en la región, actualmente hegemónico en todas partes, pero nadie se fía de lo que pueda pasar. Primero, porque unas primarias las carga el diablo y son siempre imprevisibles, y más si las promueve el presidente del Gobierno y líder nacional del partido. Y segundo, porque la estructura regional que tan férreamente controla Page siempre será cuantitativamente menor que once mil militantes que a saber lo que realmente piensan y si quieren más a papá o a mamá.

Cuentan algunas fuentes que Page, el sábado pasado en el Comité Regional, ovacionado por todos los suyos, calificó como “inexplicable” que Sánchez pudiera desbancar a un líder que es presidente autonómico con mayoría absoluta, pero que el propio presidente esté insistiendo tanto en esa idea empieza a ser sospechoso de que el miedo es libre y las tentaciones existen. Que además Page insinuase una “ruptura total” en el PSOE si Sánchez pone en marcha esta operación, o sea, colocar en Castilla-La Mancha a un peón del sanchismo, suena tan preventivo y asustadizo que dota de credibilidad a la hipotética maniobra.

O sea, que es verosímil darle su hilo a las primarias a dos. Sin embargo, una idea es real: cuesta pensar que Sánchez quiera desalojar a Page, por muy enemigos íntimos que sean, y que, aunque quisiera, pudiera llevar a cabo la jugada con éxito. Pedro Sánchez, experto defensor de sí mismo y el narciso más guapo del estanque, tendrá, antes de nada, que priorizar sus riesgos y calcular las consecuencias de una estrategia a la que probablemente llegaría sin garantías. Si Sánchez monta primarias en Castilla-La Mancha, y las gana, se carga a su principal crítico interno y le ponen ya la corona de oro y brillantes de Rey del Mambo, pero si las pierde, y eso entra dentro de lo obviamente posible, su liderazgo y su imagen quedan tocados en todo el ruedo ibérico. Así que las espadas están en alto y ya veremos si alguien cruza ese Rubicón.

Y un remate final que circula en los mentideros para explicar que Tolón se baje de la carrera de las primarias en el PSOE castellano-manchego: su principal objetivo político es recuperar la Alcaldía de Toledo en 2027 y no quiere que ningún otro movimiento pueda desestabilizar su posición y torcer su perfil. O sea, estropear ese camino. Y enfrentarse a Page podría laminar su horizonte, sobre todo si sale perdiendo. La teoría yo no sé si tiene o no realidad, pero desde luego sí es factible. Los rumores del Tajo, en fin.