En el Debate Sobre el Estado del Municipio celebrado el día 2 pasado, el alcalde de Toledo, Carlos Velázquez, hizo un anuncio que considero de primera magnitud: el lanzamiento de un programa para recuperar varios edificios del Casco Histórico dotándolos de actividad permanente, y una importante actuación en el Circo Romano.
Siempre he considerado que las ciudades son como las bicicletas: si no se mueven, se caen. Toledo lleva demasiados años sin dar pedales, moviéndose solo por la inercia. La inexplicable parálisis del POUM (o la inconfesable explicación) ha dejado a la ciudad sin un proyecto de desarrollo a futuro. Toledo lleva veinte años sin la posibilidad de acometer un crecimiento ordenado mientras que los pueblos circundantes se han desarrollado hasta límites impensables.
Nada se ha hecho en el Casco Histórico desde que aprobamos el Plan de Renovación del Casco a finales de los años 90, se hizo el Plan Especial del Casco Histórico y se creó el Real Patronato de la Ciudad de Toledo, todo ello en la corporación que tuve el honor de presidir. Fruto de esas decisiones fueron las escaleras mecánicas y el parking de Recaredo, la rehabilitación de San Marcos, la actuación en multitud de espacios y plazas del centro de la ciudad, o el Consorcio, brazo ejecutor del Real Patronato. Hasta hoy.
Pero ahora el alcalde Carlos Velázquez ha anunciado la rehabilitación del Palacio de Abdón de Paz, un espléndido edificio barroco que muy pocos toledanos conocen porque lleva décadas cerrado; la recuperación de la antigua maternidad, cerca de la Casa del Greco; la del edificio de Alamillos del Tránsito; la del edificio donde estuvo Radio Nacional, en el Paseo de San Cristóbal; o el edificio San Ildefonso, junto al Cristo de la Vega. La rehabilitación de todo ese patrimonio arquitectónico es ya una noticia en si misma, pero que además se pretenda dotar de actividad permanente a todos esos edificios es, desde luego, poner en marcha un motor de desarrollo para el Casco Histórico de lo más ambicioso.
Veremos nuevas viviendas, aparcamientos, centros culturales, gastronómicos, museos, un centro de día para nuestros mayores, nuevos espacios públicos recuperados para el uso ciudadano… Esto no es meramente un conjunto de actuaciones cada una de ellas muy meritoria, sino que constituye todo un proyecto de dinamización del Casco en el que se producirán sinergias, se dotará de vida al centro histórico y se permitirá un desarrollo sostenible y duradero de la parte más notable de la ciudad. Esto es mirar con luces largas y hacia el futuro.
Todo esto se pretende hacer gracias a una encomiable cooperación con otras dos administraciones territoriales, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y la Diputación, como dueñas que son de algunos de los edificios antes mencionados o titulares de los servicios públicos a prestar, algo a destacar en estos tempos de crispación y enfrentamiento paralizante. Así que tenemos diálogo constructivo, visión a largo plazo y decisiones concretas y tangibles. O sea, liderazgo. Ese es el camino. Enhorabuena al alcalde Carlos Velázquez y felicidades a todos los toledanos.
Agustín Conde Bajén, que fue alcalde de Toledo entre 1995 y 1999.