Antonio Zárate.

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El Comentario

El Greco y el AVE en Toledo, diálogo imprescindible

Antonio Zárate
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Cuando El Greco llegó a Toledo en 1577 estaba lejos de pensar en el éxito que alcanzaría en nuestra ciudad, hasta crear en ella el taller más activo de pintura de finales del XVI y principios del XVII, cuando la catedral y los conventos demandaban constantemente obras para sus retablos. Y todavía, estaría más lejos de imaginar su éxito mundial a partir de finales del XIX, cuando representantes de las corrientes modernas de pintura le convierten en referencia, como los mexicanos Zárraga y Diego Rivera o los españoles Ignacio Zuloaga y Picasso.

Pero además, cómo podría el Greco haber imaginado que llegaría a ser símbolo universal de la ciudad en la que residió durante 40 años. Bartolomé Cossío, con su obra 'El Greco', Maurice Barrès con 'Greco ou le secret de Tolède' y Gregorio Marañón con 'Elogio y Nostalgia de Toledo' fueron decisivos para su difusión, como también lo fue Benigno de la Vega-Inclán desde la Comisaria Regia de Turismo creada bajo Alfonso XIII, vinculando el Greco al conocimiento de la ciudad con la Casa Museo del Greco. A su vez, la Institución libre de Enseñanza, los 'generacionistas' del 98 y del 27, sumaron entusiasmo por Toledo, El Greco y sus paisajes, acompañados de pintores como Aureliano de Beruete, Joaquín Sorolla e Ignacio Zuloaga. Gracias a todos ellos, Toledo ya era un destino del turismo cultural en los años 1920 y El Greco su principal referencia internacional, en gran medida por la adquisición de muchos de sus cuadros por marchantes y magnates extranjeros del arte. La Vista de Toledo del Metropolitan Museum de Nueva York y el Laoconte del Greco de la National Gallery de Washington se convirtieron en los mejores carteles turísticos de la ciudad.

Por otra parte, la temprana llegada del tren a Toledo desde Madrid en 1858 y las posteriores conexiones con las líneas de Ciudad Real y Badajoz a través de Algodor, con Andalucía y Levante por Aranjuez y con Cáceres y Portugal por Bargas, en este caso sólo de 1938 a 1947, facilitaron el tránsito desde diferentes procedencias y entre las localidades de esos ejes ferroviarios, dotando de especial relevancia a las estaciones de Algodor, Toledo y Aranjuez. La progresiva clausura de estaciones a partir de 1970 y el cierre definitivo de la línea Toledo-Algodor-Aranjuez en 2005 acabaron con las conexiones directas de Toledo por ferrocarril y el transporte de mercancías. La opinión pública asistió en su mayoría con pasividad a ese proceso y sólo salió de su letargo con la conexión directa con Madrid mediante una línea de AVE para un recorrido de 80 kilómetros que se inauguró en 2015, tal vez la única en el mundo para esa distancia. La comunicación de Toledo con la red nacional de ferrocarril quedaba reducida a esa conexión bajo el efecto propagandístico de la alta velocidad.

Ahora, con la salida a información pública del tramo AVE Madrid-Oropesa a su paso por Toledo, se renueva el entusiasmo de muchos por la alta velocidad, con la satisfacción de que Toledo no será estación término. Toledo quedará dentro de la línea de Madrid-Extremadura-Lisboa, pero con la necesidad de hacer compatibles las exigencias técnicas del AVE (evitar curvas de corto radio y construir viaductos para salvar desniveles y reducir pendientes) con el paso por una ciudad 'patrimonio mundial'. Es entonces cuando surge el conflicto de la alternativa denominada 'Toledo central', de las dos presentadas ahora como finalistas por el Ministerio de Transportes. En esta propuesta, la estación actual se convierte en pasante y el viaducto para atravesar el Tajo empieza en la Huerta del Rey y sigue por Safont, dentro de la 'Buffer zone' de la UNESCO y del cono visual de  protección de paisaje del PECHT de 1997. Luego, continúa por el borde de otros barrios, cerca de San Antón y junto al cementerio, por detrás de Buenavista, Tres Culturas, ascendiendo desde los 455 m sobre el nivel del mar a los casi 580 m en el entorno de Valparaíso y La Legua.  Es un trazado incompatible con la vista protegida de la ciudad por la UNESCO y el Ayuntamiento desde la Huerta del Rey y Safont y, a la inversa, desde el Alcázar, el Miradero, San Servando o el puente de Azarquiel hacia la vega alta, lo que podría llevar a la salida de Toledo de la lista del patrimonio mundial, con pérdida de prestigio internacional y daños al turismo y la economía local.

Es en este contexto cuando resulta obligado el diálogo entre el Greco y el ferrocarril, entre los responsables del patrimonio, el Ayuntamiento y la Junta de Comunidades de Castillla-La Mancha, y el Ministerio de Transportes, pues 'Toledo central' pone en riesgo paisajes pintados por el cretense, que son parte del imaginario colectivo y de la autenticidad patrimonial de la ciudad. El informe de ICOMOS para la inclusión de Toledo en esa lista destacaba precisamente la importancia del paisaje del Greco: “Construida sobre una roca escarpada bordeada por el río Tajo, Toledo, resaltada contra un cielo tormentoso y que recuerda a una de las visiones de El Greco o resplandeciente con un sol canicular que cae sobre ella y abrasa las colinas desnudas de los alrededores en el campo, aún conserva las características esenciales de un paisaje urbano incomparable en 1986”. El viaducto que acompaña esta propuesta, originaría una imagen “enrejada” de la vista del Greco y de la ciudad desde la distancia, desde la Huerta del Rey y Safont. La vista de la ciudad quedaría interrumpida por el viaducto sobre el Tajo y los postes sustentantes de la catenaria y el cableado. Toledo perdería unas de sus imágenes más universales y con ello integridad y autenticidad que son requisitos para estar en la lista del patrimonio mundial. Conviene recordar que Dresde perdió su condición de patrimonio de la humanidad en 2009 por la construcción de un puente de autopista sobre el Elba.

El autor defiende que el viaducto que acompaña al 'Toledo Central', originaría una imagen “enrejada” de la vista del Greco y de la ciudad desde la distancia, desde la Huerta del Rey y Safont.

El autor defiende que el viaducto que acompaña al 'Toledo Central', originaría una imagen “enrejada” de la vista del Greco y de la ciudad desde la distancia, desde la Huerta del Rey y Safont.

Resulta, pues, evidente la necesidad de diálogo entre El Greco y el AVE, entre patrimonio e infraestructuras ferroviarias, entre  el Ayuntamiento y la Junta de Comunidades, por un lado, y el Ministerio de Transportes, por otro, y de esas conversaciones no puede resultar más que la retirada de la alternativa 'Toledo central' y su sustitución por la alternativa 'Toledo Exterior' que también ofrece el Ministerio de Transportes, consciente de los riesgos de la primera y de sus perjuicios al vecindario próximo. Según esta segunda propuesta, el AVE cruzaría el Tajo aguas arriba, por un puente antes de llegar a la Huerta del rio y seguiría un trazado más alejado de la ciudad en su salida hacia Talavera de la Reina y Extremadura. Como es lógico en una infraestructura de esta envergadura, también hay afecciones medioambientales pero manejables y no incompatibles con el patrimonio, como sucede con 'Toledo central', dentro de la 'Buffer zone' y a escasos metros de la 'Property área' de la UNESCO, y en pleno cono visual de protección de paisaje de la vega alta del PECHT de 1997.

La alternativa 'Toledo exterior' hace además innecesaria la ampliación de vías en zona de inundación, y más con el eco reciente de la devastadora Dana en Albacete y Valencia. Asimismo se evitarían daños a la autenticidad de la estación histórica, con categoría de BIC, y a su imagen desde la Huerta del Rey. Ya no haría falta una ampliación con una estructura de cristal y cubierta de cinc, difícilmente compatible con la estética neomudéjar de la estación de 1919 y, menos aún, con un clima de temperaturas por debajo de cero grados en invierno y de más de 40 grados en verano. Su mantenimiento exigiría un consumo energético despilfarrador, no respetuoso con las orientaciones contra el cambio climático de la UE y la Ley española de cambio climático de 2021. Y sobre todo, se evitaría la fragmentación de paisaje por el viaducto sobre la Huerta del Rey, condenando al aislamiento al palacio de Galiana, también BIC.

No dudamos, pues, que el Ayuntamiento y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, teniendo en cuenta sus responsabilidades en la gestión y conservación del patrimonio, y su capacidad en ordenación del territorio, sabrán defender la herencia de El Greco. Ellos serán capaces de no privar al mundo de una vista y un paisaje que es parte de la autenticidad de la ciudad como “Patrimonio de la Humanidad” desde 1986 y “Valor Universal Excepcional” desde 2013. También el Ministerio de Transporte quedará satisfecho con la alternativa 'Toledo exterior', pues se habrá resuelto el conflicto y el Estado es el garante final de la conservación de los valores patrimoniales de Toledo, como de cualquier otro bien incluido en la lista del patrimonio mundial, pues él es quien firma los convenios de  inclusión con la UNESCO con rango de tratado internacional.

La sociedad se sentirá satisfecha al ver que el patrimonio no se pierde y tampoco los valores medioambientales y paisajísticos de la Huerta del Rey y de Safont, a la vez que Toledo quedará dentro de un corredor estratégico europeo de comunicaciones, aunque esté por ver los trenes de larga distancia que paren en Toledo, dado que el AVE está previsto técnicamente para distancias de más de 300 km de distancia. La gran novedad será contar con algún servicio con Talavera de la Reina, como antes lo tenía con Aranjuez. Toledo conservará integro su patrimonio actual y los ciudadanos seguiremos gozando de la espectacularidad de la vistas de la ciudad desde la vega alta y del paisaje de esa zona. El Greco se sentirá reconfortado al ver que los ciudadanos del mundo que conocen su 'Vista de Toledo', colgada en el Metropolitan Museum, la podrán contemplar en la realidad cuando se desplacen a nuestra ciudad para disfrutar en vivo y en directo de una de las principales joyas del patrimonio mundial.