Si por arte entendemos la habilidad humana para para realizar obras excepcionales, deberíamos admitir que toda ciudad, con mayor o menor gracia, es una obra de arte. Si toda ciudad se construye a base de tiempo gastado, también deberíamos admitir que todas las ciudades son históricas. Arte e historia son esos materiales de construcción que en Toledo se aparejan de una forma irrepetible; que muchos admiran y pocos comprenden. Un valor universal excepcional que todos estamos obligados a cuidar, tanto los de aquí como los de aguas arriba. Por eso, Toledo es ciudad Patrimonio de la Humanidad.
La ciudad, congregación negociada de seres humanos, es el lugar del esfuerzo incesante donde el conocimiento encuentra un campo fértil. Construir, recomponer y transformar la ciudad es comprender la civilización y sus derivas. El urbanismo, la ciencia de la ciudad, se ocupa de sus vacíos, carencias, zonas deterioradas, otras susceptibles de nuevas apropiaciones, transformaciones, nuevas infraestructuras… El urbanismo debería poner más conocimiento en la ciudad, esa obra humana extraordinaria, para administrarla con el mismo cuidado y saber con el que se restauran las obras de arte.
El Estudio Informativo del proyecto de línea ferroviaria de alta velocidad Madrid-Extremadura, publicado por el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, presenta dos alternativas de parada del AVE en Toledo: Toledo Central y Toledo Exterior. La opción central utiliza la antigua estación neomudéjar de Santa Bárbara, mientras que la opción exterior proyecta una segunda estación en la zona del Polígono Industrial, paralela a la calle Jarama. El análisis técnico de impacto ambiental del Estudio describe pormenorizadamente los impactos de ambas propuestas. Impactos que podrían llamarse, en el caso de Toledo de forma más precisa, "daños a evitar". Se prevén en las dos alternativas afecciones severas e irreversibles en cuanto a fauna, patrimonio, paisaje y población. Es decir, se proyecta dañar la ciudad en todos los aspectos que le otorgan su valor universal excepcional.
Junto al "Estudio de Impacto Ambiental" el documento incorpora también el "Impacto Patrimonial en Toledo", rubricado por Jordi Tresserras, doctor en Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona. Dice el informe sobre la alternativa Toledo Central: "Si bien no se modifican ni se ven afectados los atributos por los que fue inscrito el bien, esta alternativa presenta un impacto visual sobre el Centro Histórico de Toledo por la construcción del viaducto… si bien por lo general las recomendaciones en los sitios inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial es evitar la construcción de infraestructuras que impacten en el cono visual…" (sic). Respecto a la alternativa Toledo Exterior afirma: "La alternativa Toledo Exterior sería la posibilidad de que en un futuro se decidiese de prescindir del actual trazado de penetración en Toledo y de la estación urbana…". A pesar de la previsibilidad certera de los daños el informe patrimonial atempera lo que en el Estudio de Impacto Ambiental es "impacto severo" a "ligeramente negativo". Lo afirma un experto de reconocida autoridad, consultor de la UNESCO, miembro fundador y presidente (2021-2023) del Comité Científico de Interpretación del Patrimonio del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS).
No parecen ligeramente negativos los 25.000 voltios de la catenaria del AVE empotrada entre graderío del Estadio del Salto del Caballo y la Piscina Municipal como propone la solución central, dos infraestructuras principales de la ciudad. Tampoco lo parece la in memoriam de inhabilidad que supondría construir una nueva estación exterior a ocho kilómetros del centro, con la consiguiente anestesia y deceso funcional en diferido de la estación actual protegida como Bien de Interés Cultural. Si a esto le sumamos las omisiones técnicas de las recreaciones gráficas virtuales que intentan convencer de la solución propuesta, que hacen levitar milagrosamente el AVE al cruzar el Tajo, adelgazado y sin estructura en la que apoyar, el Estudio cae por acción de la gravedad, lo primero a resolver en un asunto de ingeniería. Un estudio muy a la moda de tiempos de decadencia, donde la mentira es virtud y la medianía un deber. A ojos de expertos y profanos, parece que las dos alternativas planteadas son ligeras de pericia ya que generan problemas irresolubles, justo lo que el estudio del asunto debería haber resuelto.
Las dos propuestas prescinden del conocimiento de la configuración urbana de Toledo, en su situación estratégica como punto de control del territorio y zona obligada de paso cardinal. Esta peculiaridad determina cualquier infraestructura o reordenación estructural urbanística de la ciudad. Algo que, desde su fundación hace dos mil años, ya le costó su tiempo aprender al general romano Marco Fulvio Nobilior en su campaña contra la Toletum, liderada por Hilerno. Empeñarse en atravesar el vado del Tajo a costa de un esforzado y musculado scalextric ingenieril está predestinado a estrellarse contra la Piedra del Rey Moro.
En los estudios se echan de menos otras alternativas técnicas posibles, al menos para su análisis, comparación y valoración. Soluciones que consideren la especial idiosincrasia de esta ciudad singular y su humilde estación, en fondo de saco. ¿No sería más fácil, moderno y sostenible, poner a favor las condiciones contextuales del problema en lugar de ir en su contra? Se evitarían afecciones permitiendo la parada en la estación y proyectando la posible maniobra para cambiar el sentido de la circulación. Soluciones como la inversión de marcha, los triángulos de vía o incluso exagerando los saltos de carnero, permitirían maniobras ferroviarias de enlace recuperando el antiguo trazado ferroviario Bargas-Toledo. El tiempo del veloz AVE se acompasaría así con el tiempo pausado sobre la memoria, dándole sentido a la ciudad y a su estación actual. Además, el coste de la infraestructura sería muy inferior a los 583 millones de euros de la alternativa Toledo Central, o 735 de la alternativa Toledo Exterior. Cifras que sorprenden, dado que la alternativa que despedaza la ciudad es más barata que la que escapa exteriormente. Llegados a este punto, más vale creer lo que dice el Estudio que averiguar lo que pretende.
La indiscutible vertebración y conectividad del territorio, desde la centralidad de la estación actual debería injertarse en la ciudad sin daños, sin estropear la ciudad y mejorándola. De eso va precisamente también la ingeniería, de ingenio, de trazar y sostener soluciones sencillas a problemas complejos. Ahí es donde está y estuvo siempre la modernidad: en el arte de hacer fácil lo difícil.
José Ramón G. de la Cal es doctor arquitecto en Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente.