
Manuel Serrano junto a Carmen Juste en una imagen de archivo.
Carmen Juste concluye hoy una larga e intensa etapa de ocho años al frente de CCOO en Albacete. En ese período he tenido el privilegio de compartir muchos foros e iniciativas con esta sevillana que lleva muchísimos años viviendo entre nosotros, por lo que podemos llamarla albaceteña no de adopción, sino de corazón. Además, ha sido la primera mujer en ostentar la máxima representación de su sindicato en nuestra provincia. Y ese mérito, el de haber abierto caminos nuevos rompiendo viejos techos de cristal, siempre tendrá por derecho propio un lugar destacado en su currículum.
Los veinte años que lleva Carmen Juste desarrollando su acción sindical son un fiel reflejo del compromiso de esta mujer incansable y cercana. Ahora le va a pasar el testigo a Francisco Gómez Tornero, con quien estoy seguro de que el Ayuntamiento mantendrá ese mismo clima de entendimiento y colaboración. Y es que las administraciones tenemos la obligación de colaborar con los sindicatos, desde la lealtad y el respeto mutuo, porque todos participamos (aunque con roles distintos) en esa gran labor colectiva que debe llevarnos a progresar y mejorar.
Los sindicatos son protagonistas fundamentales en la economía y en la sociedad de nuestros tiempos. Su respetable y necesaria labor reivindicativa se suma a un evidente papel institucional y de representación, que funciona como un aceite que facilita las relaciones entre empresarios y trabajadores, y además contribuye a la formación de la voluntad general que se expresa en la gestión pública.
Carmen Juste ha sido una dignísima representante de los 20.000 afiliados de CCOO en la provincia, y también de todos los trabajadores, afiliados o no. Ella ha contribuido al microclima de paz social que tanto ha influido -para bien- en el progreso de nuestra tierra. Ha sido una mujer tan firme como dialogante, y doy fe de que ha sido capaz de defender los intereses laborales, siempre en su sitio, sin caer en maniqueísmos ni tampoco en victimismos.
Ahora, la secretaria provincial de CCOO en Albacete deja de serlo, pero no abandona sus convicciones ni su compromiso sindical, que seguirá ejerciendo en el ámbito autonómico. Le deseo la mejor de las suertes y le agradezco su trabajo y sobre todo su ánimo de colaboración. No hace falta estar de acuerdo en todo, ni compartir todas las ideas, para trabajar juntos por el bien común. Ese bien común se llama progreso y desarrollo, y a todos nos compete hacerlo posible.
Manuel Serrano es el alcalde de Albacete