Caja Rural Castilla-La Mancha desembarca en el Mediterráneo
Nadie pensaba que la entidad creada en 1965 para dar servicio financiero a las cooperativas agrarias de la provincia de Toledo, sus socios, agricultores y ganaderos, podía avistar cincuenta y dos años más tarde un “Nuevo Mundo” muy allende sus primigenias fronteras territoriales, ya como Caja Rural Castilla-La Mancha, en la Comunidad Valenciana. El anuncio lo hizo el director general de la entidad en el transcurso del tradicional almuerzo de Navidad con los medios de comunicación de esta tierra. Víctor M. Martín López desde su puesto de vigía y haciendo las veces de Rodrigo de Triana, el marinero que gritó “tierra” cuando descubrió América desde las naves de Cristóbal Colón, también avistaba y vociferaba a la concurrencia del desembarco de Caja Rural a orillas del Mediterráneo con la inauguración de dos nuevas agencias financieras en la provincia de Alicante, y la de otras dos más en la provincia de Valencia en fecha próxima. Martín López confirmaba así la imparable expansión territorial de la entidad financiera iniciada el siglo pasado, que ya cuenta con 370 oficinas abiertas en las comunidades autónomas de Castilla-La Mancha, Castilla y León, Madrid y, a partir de ahora, la Comunidad Valenciana.
De este censo de oficinas y agencias de Caja Rural, el 10 por ciento se encuentran ubicados en poblaciones donde la caja es la única referencia financiera en la plaza consecuencia del brutal proceso de reestructuración bancaria llevado en España en los últimos años. Un sector que lleva tiempo redoblando sus esfuerzos en el negocio digital al entender que es la única vía para reducir costes y mejorar su rentabilidad. Un desarrollo que se está saldando con multitud de bajas en sus plantillas, cierre de un elevado número de sucursales y, consecuentemente, la privación de un servicio bancario imprescindible para muchos clientes y pymes de estos territorios. A pesar de ello, Caja Rural Castilla-La Mancha no recoge velas y sigue dirigiendo sus esfuerzos para no contribuir más a una exclusión financiera cada vez mayor e injusta en todas aquellas pequeñas poblaciones que están siendo sistemáticamente abandonadas por los grandes bancos.
Un núcleo de población a los que se les está impidiendo el adecuado acceso a los servicios financieros imprescindibles para su servicio. Pequeñas empresas y ciudadanos, mayoritariamente de edad avanzada, “que tienen que depender de familiares o terceras personas para realizar sus gestiones bancarias”, como aseguró con motivo de la inauguración de una de las oficinas aperturadas en Alicante la alcaldesa de Benilloba, Ana Delia Gisbert.
Sin abandonar en absoluto los nuevos desarrollos tecnológicos y servicios de perfil digital que ofrece el sector financiero, Caja Rural Castilla-La Mancha continua aplicando un modelo de banca tradicional, de calidad y proximidad, que lleva ya desarrollando hace más de cincuenta años. Y al parecer con éxito, si hacemos caso de los diferentes epígrafes de su balance, resultados, residual índice de morosidad, permanente aumento de plantilla, y número de oficinas abiertas.