Es habitual en fechas navideñas que cualquier responsable político aseste a sus ciudadanos un discurso. El trasiego oratorio desde el púlpito institucional se acrecienta en estos días, y la soflama se convierte en práctica habitual para explicar políticas, balances y proyectos en un año electoral clave para las aspiraciones futuras del orador. Dentro del repertorio navideño de ilustres dirigentes que desfilan por el atril institucional en estas fechas quiero destacar el realizado por la alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón. La regidora toledana, además de haberse convertido en un estimable valor de futuro para el PSOE, va a concluir una legislatura donde su compromiso con la ciudadanía es firme e inequívoco, y sus acciones de gobierno bien a la vista. Tolón es una política honesta que se toma en serio sus compromisos, aunque no todos hayan podido ser cumplidos y pueda haber difuminado las expectativas de alguna parte de la ciudadanía, incluidas las de algunos sectores profesionales de la Corporación que preside.
Quedan todavía varios meses para la celebración de elecciones y los partidos y candidatos proclamados ya han comenzado a dirigirse al electorado con proclamas, ofertas y promesas. Son tantas, y tan evidentes el oportunismo de alguna de ellas, que es fácil deducir que no todas se anuncian con intención de hacerlas realidad. Sin embargo, los datos son tozudos para la regidora toledana. Milagros Tolón puede exhibir satisfecha los logros conseguidos durante la legislatura que está próxima a finalizar. Una ciudad que ve aumentar su densidad de población, descender su tasa de desempleo, incluso hasta niveles que no consigue la provincia ni la comunidad autónoma, es foco de atracción para la instalación de nuevas empresas, o ampliación de las existentes, con una interesante propuesta de oportunidades laborales, no es un balance insignificante.
Unas plataformas que están contribuyendo decisivamente al desarrollo y crecimiento económico de la ciudad, captación de nuevas inversiones, y al bienestar de su población a través de la mejora y modernización de los servicios y de las prestaciones sociales a los colectivos más desfavorecidos. Una ciudadanía que huye de los ocasionales profetas del dogma, y espera de políticos como Tolón la eficacia, rigor y honradez necesarias para resolver sus grandes problemas.