La industria agroalimentaria de CLM se come los lineales
Mientras la crisis de Dia sobrevuela Castilla-La Mancha amenazando con el cierre de establecimientos y el despido de trabajadores en esta tierra, y otros gigantes de la distribución como Carrefour, Lidl y Seoane estudian realizar una propuesta para su adquisición, El Corte Inglés hace pública su apuesta por los productos de su propia marca. Un selección de unos 300 proveedores que desde hace más de quince años suministran para la firma de los grandes almacenes los cerca de 2.700 productos de la etiqueta “El Corte Inglés” que se exhiben en los lineales de sus centros.
Entre las firmas proveedoras -seleccionadas por su experiencia, garantía y calidad de los productos que elaboran- tiene una presencia sobresaliente la industria agroalimentaria de Castilla-La Mancha. Fabricas como Florette (ensaladas), Bimbo (pan de molde), Cidacos (conserva de tomate) Dagu (huevos), o Delaviuda (mazapanes), configuran este selecto y escogido grupo de empresas proveedoras de El Corte Inglés. No son las únicas que elaboran productos para estas grandes compañías en España. Otras empresas radicadas en Castilla-La Mancha como Incarlopsa (carnes), García Carrión (vinos y derivados), Covap (leche), Huevos Guillen, Champinter (champiñón), Mercomancha (melones), y Schreiber (yogures y derivados lácteos), entre otras, son igualmente suministradoras para distintas cadenas de productos denominados de “marca blanca”, “marca del distribuidor”, o “marca propia”.
Unas industrias radicadas en Castilla-La Mancha cuyo sector agroalimentario ya representa un 15 por ciento del PIB regional y da empleo a unas 300.000 personas, con una previsión de otros 10.000 puestos de trabajo vinculados a este compartimento económico en los próximos años, según cálculos del Gobierno regional. Un valor añadido bruto del sector que alcanza los 6.000 millones de euros, y supone el 35 por ciento del total de las exportaciones regionales. Unas firmas seleccionadas por los gigantes de la distribución en España basándose en criterios de calidad del producto, empresas de reconocido prestigio, rigurosos controles de calidad en sus procesos de fabricación, su apuesta por la sostenibilidad, la innovación, el I+D, además de garantizar un optimo servicio.
Unas exigencias que todas estas fábricas en la región cumplen con rigor y solvencia, y que las elevan hasta la excelencia dentro de un sector en la región que, aunque pujante, todavía tiene por delante una larga trayectoria por recorrer. Una dirección que aún apostando por la importancia de su producción- con alimentos y productos englobados dentro de las 37 figuras de calidad que existen en la región- el valor añadido de sus productos agroalimentarios sigue traspasando fronteras y recayendo en otros territorios y países.