Me advierte una amiga de mi atención prestada últimamente en esta columna a la formación Podemos, también de mi particular consideración acerca de los movimientos de sus componentes más conspicuos. En efecto, tiene razón la perspicaz lectora, mas no es que uno pretenda hacer méritos para incorporarme en las listas electorales de la formación morada en los próximos comicios, una convocatoria ya abierta a la desavenencia interna. Todo lo contrario, algunos miembros del partido vienen protagonizando pasajes que merecen semejante interés, incluso bastante más en páginas del TBO de la mano del maestro Francisco Ibáñez a través de cualquier de sus personajes.

Tras haber cogido la baja por maternidad el pasado 20 de diciembre para cuidar a sus mellizos, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, retoma la actividad propia de su profesión -es decir, la política- en un “gran acto” en la plaza del Museo Reina Sofía de Madrid. El retorno de Iglesias merece a juicio de su partido honores estelares que para sí quisieran Messi o Ronaldo en su vuelta a los campos de juego tras  prolongada lesión, José Tomás por verle de nuevo en los ruedos, o incluso la vuelta a los escenarios de los hermanos Calatrava. La triunfal rentrée de Iglesias el próximo día 23 en plaza tan poco taurina ha sido celebrada con un cartel sin desperdicio presidido por la palabra “vuelve”, donde sus letras centrales “el” han quedado marcadas con otro color.

La proclama -rechazada posteriormente por Iglesias ante las numerosas críticas recibidas en las redes sociales- me recordó inmediatamente un anuncio de colonias Otelo emitido a finales de los 80 bajo el titulo “vuelve el hombre”. Un spot donde aparece un apolíneo mozalbete frotándose con vigor el pecho -supuestamente con el perfume del mismo nombre-  esperando la llegada de una sensual  modelo que, tras percibir semejante fragancia, queda embriagada con su olor y se despoja ofrecida de inmediato de todo su vestuario. Mientras, una voz en off exclama: “quiero volver a sentirte sobre mi piel”. ¡Cáspitas¡

Ante semejante comportamiento cabe el riesgo el próximo día 23 de que el retorno en escena del macho alfa anunciado aparezca impregnado de semejante perfume, o no, y su “vuelta” haga perder el control de un auditorio entregado a la sensualidad que desprende tan varonil conferenciante. No sería de extrañar que la egolatría de Iglesias alcance en breve la divinidad, y se encuentre el personaje cada vez más próximo a aquellas imágenes cuya veneración se sustancia por la feligresía tocándole cualquier prenda de su figura. Ante semejante riesgo, parece que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado están contemplando la posibilidad de hacerse presentes -con discreción, naturalmente, para no ser calificada de desproporcionada su intervención- en las inmediaciones del centro cultural madrileño para impedir la posibilidad de cualquier altercado sobre el querido líder en el caso de que algún exaltado quiera “sentirle” como en el anuncio.