A tan sólo unas horas del cierre electoral, el auditorio de Eurocaja Rural parecía el pasado viernes el recinto elegido por cualquier formación política para ofrecer su mitin final de campaña. Mas en la sede social de la entidad financiera en Toledo se celebraba un acto bien distinto, aunque igualmente representativo como es el de ofrecer cuentas y resumir un ejercicio contable que ha merecido generales elogios por parte de delegados, socios y clientes de la entidad. Una ponderación debida gracias a la unanimidad y entusiasmo con el que fue aprobado el Informe de Gestión de Eurocaja Rural correspondiente al ejercicio 2018. Unas cuentas que certifican la calidad, solvencia y perspectivas de cada uno de los epígrafes de un balance que de nuevo ha merecido la conformidad y aprobación de su asamblea general.
Una masa social que ya se extiende a través de las más de 400 oficinas que la cooperativa de crédito tiene en cuatro comunidades autónomas. Un censo de oficinas, el doble de hace una década, que continua en aumento, precisamente en aquellas localidades donde la exclusión bancaría se pone más de manifiesto, al haber sido abandonas por bancos y cajas que hasta hace poco estaban allí operando. Un proceso que está siendo muy bien aprovechado y valorado por Eurocaja Rural. También por una población harta de las añagazas digitales que ahora ofrecen aquellas entidades a cambio de un absoluto desprecio a su clientela y abandono del territorio.
Una Asamblea General que concluyó con la tradicional cena de hermandad a la que asistieron más de 2.000 invitados, además de una nutrida representación de organismos, entidades, e instituciones de la región y otros territorios. También de políticos que, para la ocasión y en fechas electorales, hicieron de padrino de la boda recorriendo mesas y corrillos. Un peregrinar repartiendo abrazos y saludos por doquier entre la concurrencia, aunque para la ocasión sospecho no preguntaban como en los desposorios por la calidad del menú servido.
Precisamente, cuando los asistentes estaban más ávidos de dar buena cuenta del condumio preparado -siempre generoso y con opción de repetir- que de escuchar los discursos institucionales programados, el presidente de la Comunidad, Emiliano García-Page, siempre oportuno y nunca dando puntada sin hilo, anuncio el nombramiento de Hijo Predilecto de Castilla-La Mancha a Andrés Gómez Mora. Una distinción que se le hará entrega coincidiendo con el Día de la Región el próximo 31 de mayo en Albacete, y cuya participación arrancó los aplausos más sinceros y meritorios de la velada. Una medalla bien merecida que homenajea la figura de un agricultor señero, mejor persona, que inició sus pasos como dirigente cooperativo en la almazara de su Mora natal, para posteriormente desarrollar una carrera plena de éxitos y satisfacciones –también con alguna decepción- durante tantos años como consejero y presidente de Caja Rural Provincial de Toledo y posteriormente en Caja Rural Castilla-La Mancha.
Simultáneamente al desempeño de estos cargos, Gómez Mora ha sido, y sigue siendo, un impulsor determinante para el desarrollo del sector oleícola en la región gracias a su decisiva participación en diferentes órganos de gestión, protección, y administración. Un “Hijo Predilecto” que continua al pie del cañón -también a la silla de su tractor- apoyando y defendiendo la comercialización, promoción, e internacionalización de un producto tan emblemático para la economía de tantos agricultores, cooperativas, almazaras, y comercializadoras de Castilla-La Mancha como es el del aceite de oliva.