Llevamos tan sólo unos pocos días desde el inicio de campaña para las elecciones autonómicas, municipales y europeas, y los enfrentamientos y decibelios no dejan de subir en los altavoces de los partidos que concurren a estos comicios. Un escenario con paradas en multitud de localidades que recorrerá miles de kilómetros en los próximos días , y donde los comediantes ofrecerán en sus actos lo mejor de su repertorio. En Castilla-La Mancha, tampoco ninguno se queda corto a la hora de anunciar medidas de su programa de Gobierno para la próxima Legislatura. Las formulan por cientos, según proclaman a los cuatro vientos los representantes de las hasta ahora dos grandes formaciones del país en esta tierra. Incluso, aseguran haberlas confeccionado en coalición con la sociedad, algunas especificas para la región y otras de corta y pega del programa nacional para todos los territorios.
Son tantas las promesas electorales que nos llegan estos días, y tan evidente el oportunismo de muchas de ellas, que no es difícil concluir que la mayoría se anuncian sin ninguna intención de hacerlas cumplir a partir del próximo 26 de mayo. Unas propuestas que pueden parecer una carta a los Reyes Magos, principal reclamo de los candidatos para atraerse los votos que les permitan encaramarse o mantenerse en el poder. Unas porque sencillamente son incumplibles otras, ante la necesidad de alcanzar pactos de Gobierno -una circunstancia muy factible en el de Castilla-La Mancha-, imposible llevarlas a cabo tal y como están redactadas, si lo que se pretende es configurar y formar parte del futuro Ejecutivo.
Un escenario electoral que propicia la desafección de muchos ciudadanos, más hartos con los políticos que con los asuntos que vociferan, juran, prometen, y apuestan con tanta frecuencia en esta campaña. Sin embargo, se les vuelve a votar con fidelidad militante a sabiendas de que tantas promesas electorales una vez en el poder van acabar incumplidas en el cesto del olvido. Como sostenía el difunto profesor de la Universidad de Stanford John McCarthy, si sólo hay una cosa más perniciosa que un político que olvida sus promesas electorales, es uno que trata de cumplirlas, en Castilla-La Mancha estamos de enhorabuena.