Malos tiempos para la lírica populista
Me viene a la mente en esta ocasión la letra de la canción que Teo Carralda escribió e interpretó para Golpes Bajos como la mejor forma para definir la confusión y desbandada general de miembros y consejos de Podemos e Izquierda Unida en Castilla-La Mancha, entre otros territorios del país, tras los resultados cosechados en las pasadas elecciones municipales y autonómicas. Un fiasco propiciado por dos formaciones que han sido incapaces de dar un contenido político a su proyecto, como así lo han puesto en evidencia los ciudadanos, destruyendo con sus actitudes y luchas intestinas por el poder los supuestos que determinaron la existencia de ambos partidos en su formación.
Aunque Podemos como Izquierda Unida esperaban un correctivo en los pasados comicios, no hasta el punto del declive sufrido tanto en las generales, como municipales y autonómicas. Una situación que acentúa la decadencia de IU y Podemos tras semejante descalabro en Castilla-La Mancha, y que ha supuesto la renuncia y abandono de sus líderes y acompañantes, ahora enfrascados en un cruce de graves acusaciones para tratar de justificar tamaño descalabro. Incluso algunos con nocturnidad como la del motorista en las redes José García Molina, del que todavía el presidente en funciones de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, está esperando su carta de dimisión y la de su compañera como miembros del Gobierno de la Comunidad.
En el otro lado de la orilla, un PP en continuo viaje al centro y al encuentro de un tacticismo ideológico que no aparece, prosigue con sus discursos demasiado triunfantes para la cosecha de votos obtenida y cuota de poder conservada. Un botín que en el caso de Castilla-La Mancha ha sido más bien exiguo, incluso a pesar de lo que pretendan aparentar sus dirigentes, más resueltos en responsabilizar en otros su derrota que asumirla como propia . No obstante, pese a esta importante pérdida de poder autonómico, provincial y municipal, el partido sigue alabando a su querido líder que según confirman ha llegado para quedarse. También su secretaria general, que presiente el comienzo de una hermosa andadura de su partido hasta las próximas elecciones. Una conjetura que me recuerda a la película Casablanca, aunque el aserto de Carolina Agudo me parece más incierto e ilusorio que el proclamado por Rick al capital Renault al final del film en el aeropuerto marroquí.