El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, no ha tardado en constituir nuevo gobierno regional tras su toma de posesión en el cargo el pasado sábado. Una Administración regional con apenas variaciones sobre la anterior. Tan sólo las bajas de Ángel Felpeto, en Educación, por decisión propia; Tita García-Elez, en Fomento, nueva alcaldesa de Talavera de la Reina, y las incorporaciones de Rosa Ana Rodríguez, en Educación; José Luis Escudero, Desarrollo Sostenible, y Blanca Fernández, en Igualdad y Portavocía. García-Page confía de esta forma en la nueva Legislatura en todos aquellos consejeros que le han acompañado durante los últimos años, satisfecho por lo que se ve de su gestión al frente de sus respectivas carteras. Un Gobierno que, aunque influido más bien poco por los representantes de Podemos como miembros necesarios para la anterior mayoría parlamentaria, ha sabido captar el interés y la voluntad del ciudadano de esta región, si hacemos caso del magnífico resultado electoral cosechado en los recientes comicios autonómicos.

Tiene ahora por delante el presidente de Castilla-La Mancha una legislatura para llevar a cabo las promesas anunciadas durante la campaña, a cientos según leo, algunas de ellas de gran calado para el futuro de la región y sus ciudadanos. Una gestión que la oposición ya anuncia fiscalizará con rigor desde el primer momento. Unos observadores, no obstante, que no inquietarán en exceso al presidente de esta región, dispuesto a gobernar los cuatro años con una cómoda mayoría parlamentaria incluso a pesar de semejantes mirones.

Más el reto de García-Page durante todo este tiempo será también el de perfilar su futuro, con fecha de caducidad en Castilla-La Mancha al cumplir su segunda Legislatura, pues nadie piensa en su finiquito político. Un desafío para el que parece no contar ahora con muchos aliados externos, aunque nadie duda de la habilidad que el socialista pondrá en el empeño, una estrategia que tan eficazmente ha venido demostrando durante toda su carrera política.

Un plazo que servirá igualmente para posicionar a los candidatos que pretenden sustituirle al frente del partido y de la Administración regional, si los castellano-manchegos vuelven a dar su confianza a los socialistas en las próximas convocatorias electorales. Unos aspirantes que aguardan ahora agazapados esperando su oportunidad desde ayuntamientos, diputaciones y otras instituciones de la región, desde donde tendrán que pretender y definir sus nuevos objetivos en política.