Concejala del cementerio y RR.PP. de discoteca
Disfruta la alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, de una legislatura plácida, sin apenas sobresaltos, salvo los ocasionados en su día para la formación de su Gobierno por la “fuga de cerebros” a otros caladeros políticos. Con VOX en descomposición, y el PP en ignorado paradero, Tolón transcurre ahora su tiempo gobernando una ciudad gracias a la mayoría otorgada por sus ciudadanos, centrada en su desarrollo y modernidad, y aparcadas sus ambiciones a la Presidencia de la Junta, gracias a la inmediata determinación de su correligionario para eternizarse en el cargo nada más prometer el puesto.
Mas el sosiego institucional de la alcaldesa en la Corporación se ha visto algo alterado estos días y desde su propio grupo municipal, precisamente. Marta Medina, edil de parques, jardines, y del cementerio municipal toledano, para redondear el sueldo de unos 47.000 euros que percibe del Ayuntamiento toledano, pretende mantener otra actividad remunerada como relaciones públicas en una conocida discoteca de la capital regional. Un dilema que ha merecido la indiferencia del resto de grupos políticos, incluido el socialista, cuyos representantes han mirado hacia otro lado con aplazamientos, alegaciones y justificaciones inconexas y ambiguas a la hora de determinar las pretensiones de la pluriempleada concejala. Tal vez por si el mismo caso se repite entre algún otro miembro dentro de sus propias formaciones.
Ignoramos, salvo el común afecto hacia las plantas y el acompañamiento a decesos varios, las cualidades y preparación de la concejala Medinapara levar el gobierno de los parques, jardines y del cementerio toledano. Seguramente las mismas por las que tantos políticos en este país asumen sin más posiciones institucionales, y donde es más que dudoso que la capacidad, la experiencia y la formación de muchos de ellos sea la más adecuada para desempeñar las funciones que tienen que llevar a cabo. Un destino al que la concejala toledana llegó, que sepamos, libremente y sin coacción alguna.
Estoy de acuerdo, como principio general, que toda persona que desempeña una actividad política que constituye o sustituye su profesión -aunque sea circunstancialmente- debe recibir una retribución acorde con su trabajo. Pero resulta lamentable que ni siquiera sean conscientes de la importancia, responsabilidad y dedicación que ello conlleva. Mucho más en el caso de Medina que además pretende compatibilizar con otra función remunerada en la empresa privada, aunque sólo sea los días de mayor trasiego en la discoteca.