Otra gracia de Donald Trump
Con los aranceles de EE.UU ha topado la industria agroalimentaria de Castilla-La Mancha. Un sector que afronta con “bastante incertidumbre” la aplicación de la subida de tasas del 25 por ciento a los productos agroalimentarios, según ha declarado a Efe el director del Instituto de Promoción Exterior (IPEX), Luis Noé. Un aumento arancelario que se produce en unos momentos en los que el sector necesita de más certidumbre y seguridad. Una guerra comercial impulsada por la Administración de Donald Trump que ya golpea la economía de Castilla-La Mancha. Otra gracia del presidente de los Estados Unidos cuyo mandato guarden los norteamericanos por poco tiempo.
La decisión de EE.UU de imponer tasas del 25 por ciento sobre una serie de productos agroalimentarios gravarán las exportaciones españolas por valor de más de 1.000 millones de euros, según cálculos del Ministerio de Industria. Andalucía será la comunidad que sufra un mayor impacto, seguida de Cataluña y Castilla-La Mancha. Nuestra región se verá afectada en un 8,2 por ciento de sus exportaciones. Unas tasas que gravarán principalmente los aceites de oliva, vinos, quesos, y productos cárnicos.
Sostiene Noé que el IPEX planea refuerzos en las acciones de promoción de los productos afectados en EE.UU, y que el Gobierno de Castilla-La Mancha continuará exigiendo dialogo entre la UE -donde de momento hay más división que unión- y el gobierno de Trump en busca de soluciones para no perjudicar con estas tasas las exportaciones agroalimentarias de la región, además de establecer medidas compensatorias para los productores. Igualmente, el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha garantizado que su Ejecutivo -si consigue formarlo tras las elecciones del próximo 10 de noviembre- defenderá los sectores afectados en España de cualquier “atropello arancelario” por parte de Estados Unidos.
Unas declaraciones, de todos, que no deben sustentarse dentro de un periodo electoral donde las promesas son tan continuas como incierta su ejecución. El Gobierno central como el de Castilla-La Mancha deben emplearse a fondo, sin fisuras, en la defensa de un sector donde la región custodia una parte muy importante de su economía. Un aumento de aranceles que afecta al crecimiento económico de la Comunidad, precisamente en un momento donde la desaceleración ya está haciendo acto de presencia.