El pastor que no fichaba
El pasado mes de mayo entró en vigor la normativa que obliga a todas las empresas a registrar las entradas y salidas del trabajo de sus empleados. El reglamento ministerial se establece con el fin de controlar las horas extra no compensadas que se hacen en los respectivos centros de trabajo. Un registro que, según datos de la Encuesta de Población Activa, ha supuesto quelas horas extras trabajadas en España hayan descendido desde que se puso en marcha la normativa hace ya seis meses. Sin embargo, no está resultando fácil su aplicación pues la norma no especifica cómo debe hacerse el seguimiento, y su desarrollo despierta preocupaciones sobre posibles fraudes por parte de las empresas. No obstante, durante los seis meses primeros ya se han abierto 2.010 expedientes, de los que el 21 por ciento están relacionados con posibles irregularidades, según el Ministerio de Trabajo.
Además de los inspectores de trabajo, están siendo los tribunales los que vienen desarrollando una importante labor para identificar y sancionar a las empresas infractoras, resolviendo cuestiones harto complicadas de arbitrar por las especiales características de algunos sectores y las especificidades de la jornada laboral de sus trabajadores. El Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha acaba de resolver uno de estos casos acontecido en una explotación ganadera de la región. Un empleado de dicha empresa, pastor para más señas, denunció a su patrón por trabajar más horas de las estipuladas en su contrato laboral. Una irregularidad que el responsable de la explotación ganadera negó, y que el trabajador no pudo refutar ante la imposibilidad de recurrir al rebaño como testigo, y carecer el establo de control horario alguno para fichar.
El pastor, para desenmascarar los abusos de su empresa, recurrió al testimonio de tres testigos, demostrando que para el cuidado de sus ovejas realizaba un horario más extenso del que recogía su contrato. Declarantes que fueron suficientes para que los magistrados del Tribunal Superior de Castilla-La Mancha pudieran reconocer los excesos en la jornada del denunciante, y condenar así a la explotación ganadera a abonar una indemnización al trabajador de cerca de 4.400 euros más los intereses devengados desde entonces. Un afloramiento de horas extras sin remunerar que en esta ocasión el afectado pudo acreditar sin necesidad del testimonio directo de sus habituales y más directos “compañeros” de trabajo. Un rebaño que ahora tendrá también que asumir las consecuencias de esta resolución judicial, y no tirar al monte cuando le plazca. Al menos, cuando se aproxime para el pastor la hora de fichar.