La opacidad de don Francisco Cerro
Sostiene Francisco Minoves en su ensayo “Quo Vadis Vaticano” que la Iglesia tiene futuro, pero tiene que adaptarse tras décadas de opacidad, tolerancia y encubrimiento. Así lo entiende también el papa Francisco empeñado en transformar la Iglesia pese a la fuerte oposición de un clero conservador que todavía se resiste. Una Iglesia inclusiva que no dé la espalda a los católicos que se sintieron geográfica, pastoral e ideológicamente distanciados.
También en tiempo de Covid-19, donde los sacerdotes y religiosos están particularmente expuestos al virus, incluso a pesar de las restricciones para celebrar misa pública y otras conmemoraciones, pues la mayoría sigue prestando otros servicios religiosos a enfermos, ancianos y necesitados. Una labor pastoral que según el Vaticano ya ha causado más de cien víctimas sólo en el clero italiano, además de las miles entre los religiosos y sacerdotes fallecidos y afectados por la pandemia en el resto del mundo.
En España, según las mismas fuentes, se contabilizaban al pasado 17 de abril más de cincuenta sacerdotes fallecidos por el virus, con datos de 56 de las 70 diócesis españolas, además de cientos de contagiados. Una pandemia que ha afectado especialmente a la diócesis de Ciudad Real, donde han muerto cinco sacerdotes por coronavirus, y tres en la de Sigüenza-Guadalajara, además de otros tantos perjudicados por la pandemia de acuerdo con los datos aportados por sus respectivas diócesis.
Mas parece que no todos los obispados son igual de explícitos a la hora de informar sobre la situación de casos de coronavirus en sus respectivas diócesis. Un ejemplo que nos recuerda la opacidad de tiempos pasados en la Iglesia Católica. El recién nombrado Arzobispo de Toledo y Primado de las Españas, Francisco Cerro Chaves, parece huir de informar sobre los sacerdotes fallecidos y afectados por Covid-19 en su diócesis tanto como de las preguntas que los periodistas formulan sobre el particular. Interpelado por estos a través de videoconferencia, Cerro Chaves les remite al final de la pandemia para notificar los casos producidos en su diócesis.
Al enjuague habitual de datos por parte de las distintas administraciones, se une ahora otra nueva versión para facilitar la reseña sobre el Covid-19, la que recurre el Arzobispo de Toledo sobre los sacerdotes y religiosos afectados en su diócesis. Fallecidos con nombre y apellidos que merecen ahora el homenaje y recuerdo de sus familias, amigos y feligreses, y no la opacidad de un destacado miembro de la Iglesia católica que remite su informe al final de una crisis que se prolonga en el tiempo.