Deben sonarle los oídos cada día al consejero delegado de Liberbank, Manuel Menéndez, cuando en este país se habla de fusiones bancarias. En cualquier dictamen o manifestación que se realiza sobre la materia, el nombre del banco asturiano siempre aparece en escena. Un diagnostico en el que coinciden a nivel general la Asociación Española de Banca (AEB) y el Banco Central Europeo (BCE). Para ambas instituciones las fusiones bancarias son inevitables y la pandemia lo ha dejado ahora más claro que nunca. Una crisis que la banca afronta con la idea de estar ante una oportunidad para mejorar la negativa reputación del sector que arrastra desde 2008, y que ahora puede convertirse en parte de la solución y no del problema.
En nuestro país, tras la desaparición de las cajas de ahorro y los bancos que arrastró la burbuja inmobiliaria, los ajustes del sector se aceleraron aunque siguen todavía sin concluir definitivamente. Todos los expertos vaticinan en un futuro inmediato fusiones y absorciones en el actual sistema bancario, y Liberbank aparece en todas las quinielas. Unas integraciones, en cualquier caso, que deben ser siempre voluntarias y no estar “empujadas” por el sector público, como pretenden algunos políticos, en opinión del presidente de la AEB, José María Roldán.
Un proceso que busca mejorar la rentabilidad del sistema, reducir costos y, en algunos casos, consolidarse domésticamente y entre fronteras, según el diagnostico del vicepresidente del BCE, Luis de Guindos. Una eficiencia al encuentro de una rentabilidad que pasa igualmente por el importante cierre de oficinas que se viene produciendo en los últimos años. Tan sólo en lo que va de año Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Sabadell cuentan en su plantillacon cerca de mil personasy 125 oficinas menos. Incluso la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri ha anunciado que cerrará en julio otras 140 sucursales. Un desarrollo que ahora puede verse acelerado con la eficiencia en la red del teletrabajo, y apresurar aún más el plan de cierre de oficinas.
Hace varios meses se dieron por rotas las negociaciones de fusión entre Liberbank y Unicaja. Un informe reciente de Santander no descarta, sin embargo, que ambas entidades reanuden las conversaciones para intentarlo de nuevo. Un mensaje que caló entre los inversores e hizo elevar de inmediato la cotización de Liberbank en bolsa. Un procedimiento que de haberse logrado en su día hubiera generado más valor para sus accionistas y una mayor rentabilidad para ambos bancos. Sin embargo, quedó frustrado por la falta de entendimiento en el reparto de poder de la entidad combinada. Unas pretensiones que ahora se esperan más sosegadas y proactivas en beneficio de unos accionistas, empleados y clientes que vienen reclamando un entendimiento que resulta imprescindible para ambos bancos.