El problema de la sanidad pública en Castilla-La Mancha no es nuevo, y la pandemia del covid-19 no ha hecho más que destapar sus enormes carencias. Un déficit que vienen denunciando las organizaciones y asociaciones del sector, además de los propios profesionales sanitarios en el límite de sus fuerzas. Los últimos datos del Ministerio de Sanidad, a pesar de lo que nos cuentan los voceros institucionales, vuelve a confirmar el colapso del sistema por el que atraviesa la región en materia sanitaria.
Según los últimos datos de la Administración, los pacientes en nuestro país tuvieron que esperar durante el pasado año hasta 148 días de media para una operación, y 99 para consulta externa. Incluso, para un 26,9 por ciento del total el retraso fue de más de seis meses para pasar por el quirófano. Unos datos que varían sensiblemente dependiendo de cada Comunidad Autónoma, con Castilla-La Mancha como la más retardada: 266 días de espera en lista quirúrgica, 118 días más que la media nacional. Un colapso del sistema sanitario regional al que contribuye el raquitismo de sanitarios colegiados que trabajan en esta tierra: 9.427 médicos al término del pasado año (4,59 por cada 1.000 habitantes), la tasa más baja del país tras Ceuta y Melilla, y a gran distancia de Aragón (7,03), Madrid (6,99) y Principado de Asturias (6,75), según datos del INE. Una sobrecarga de trabajo y falta de personal que afectó igualmente a los centros de salud, más expuestos durante el último año por los efectos de la pandemia, sepultados bajo una montaña de pacientes y burocracia.
Justifica el PSOE de Castilla-La Mancha la lista de espera más elevada del país por la atención “cien por cien” a la Covid-19. Más supongo que semejante preocupación ha sido similar en el resto de territorios, aunque con porcentajes de espera quirúrgica y atención medica mucho más bajos. Al parecer, las grandes inversiones en la lucha contra la pandemia hechas por la Administración- la que más, naturalmente, según la portavoz socialista en las Cortes regionales, Ana Isabel Abengózar- no se han visto en absoluto reflejados en los datos facilitados por el Ministerio. Un problema estructural crónico que afecta al estado de ánimo de una organización profesional mermada y exhausta, y también a la salud de los castellano-manchegos. Un círculo vicioso que resulta urgente abordar con fuertes inversiones, una decidida reestructuración organizativa, y menos locuacidad desde el pulpito institucional.