El Instituto Nacional de Estadística (INE) publico la pasada semana unos datos inquietantes sobre la pobreza en Castilla-La Mancha. Más de un 25 por ciento de su población ha estado el pasado año en riesgo de pobreza, y un tercio de sus habitantes no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos, o ir de vacaciones fuera de casa al menos una semana al año.
El INE señala también que los ingresos medios de los castellanomanchegos en 2019 fueron de 10.485 euros, 1.807 euros menos que la media nacional. Un riesgo de pobreza o exclusión social, según las tasas AROPE, por encima del conjunto del país tan sólo por delante de Extremadura, Canarias y Andalucía.
Una situación que no fue peor gracias a mecanismos públicos con los ERTE y las ayudas familiares dispuestas por el Estado ante la brutal paralización que hubo de la actividad. También, por la subida del Salario Mínimo Interprofesional en 2019, según Comisiones Obreras, que ha permitido que mejore la renta de los hogares y abandonen los niveles de renta más bajo casi un 4% de la población.
No obstante a esta preocupante situación, asistimos cada día en esta tierra a una retahíla de mensajes sobre la calidad, bienestar y perspectivas de futuro de la región. Eslóganes lanzados desde el pulpito institucional, a menudo sólo ideológicos, que dominan la discusión por parte de políticos instalados en la demagogia, el insulto y el enfrentamiento.
Un debate público cada vez más deteriorado e inútil hasta extremos preocupantes que revela la calidad de nuestros políticos. Dirigentes más abstraídos por sus intereses partidistas y personales, e incapaces de sacar del pozo del desarrollo y el bienestar social donde tradicionalmente se encuentra instalada Castilla-La Mancha según la mayoría de indicadores.
Sin embargo, parece interesar más a todos ellos que predomine el río revuelto de la demagogia que la claridad de los argumentos y realidad del problema, pues ambas pueden resultarles inconvenientes. Un populismo que parece estar sólo encauzado en obtener rédito político, aunque luego la realidad de esta tierra sea bien distinta. Tanta en este caso como que una cuota inaceptablemente elevada de castellano manchegos se encuentre en situación de sufrimiento.