Se cuentan por decenas las ruedas de prensa que cada día emplazan las diferentes formaciones políticas en Castilla-La Mancha a los medios de comunicación. Una amplia agenda de intervenciones que, salvo excepciones, carecen de interés para el ciudadano, y sí para discernir las cuitas entre los diferentes partidos y sus representantes.
Un escenario donde los dirigentes aprovechan para interpretar permanentemente su particular e incapaz obra del teatro del absurdo. Una especie de “Diálogos para besugos”, una sección que durante décadas publicó editorial Bruguera en sus tebeos, y donde se encierran más de medio siglo de estupidez ibérica.
Un perfecto manual de uso que hoy me recuerda a una supuesta clase dirigente, cabecillas de reparto que no ven más allá de su ego a base de insultos, denuncias, censuras a exdirigentes, presuntas corrupciones… en cada una de sus intervenciones. Una autentica “novela negra” como definió recientemente el presidente del grupo socialista en las Cortes de Castilla-La Mancha, Fernando Mora, para denostar a la expresidenta Cospedal, o de “Pimpinela de España” para agraviar el presidente regional del PP, Paco Núñez, a Sánchez y Page en su intervención valenciana.
“Diálogos para besugos” protagonizados por dirigentes como único argumento ante el adversario. Un ridículo espantoso ante una ciudadanía que siente vergüenza por tamaña frivolidad y postureo de sus representantes políticos. Una parodia que ya cansa y cabrea, y pone en solfa la incapacidad de unos políticos más pendientes de repartirse el botín de unas elecciones, aún lejanas y de resultado incierto, que de ejercer verdaderamente su capacidad política en beneficio de una ciudadanía que supuestamente representa. En definitiva, política con mayúsculas frente a conversaciones de besugos. Responsabilidad frente a incompetencia.