Los malos resultados obtenidos por Podemos en las pasadas elecciones municipales y autonómicas, confirmados posteriormente en las Generales del 23J, han convertido a la formación morada en una fuerza extraparlamentaria en numerosos territorios del Estado español. Una situación que han mermado notablemente los ingresos en la caja del partido vía subvenciones. Una precariedad electoral y financiera que igualmente alcanzó a Castilla-La Mancha, obligando a Podemos tras la celebración de ambos comicios a anunciar un ERE entre su plantilla, además de la clausura de varias delegaciones territoriales por “razones económicas, técnicas y organizativas”. Una reorganización que también afectó al resto de territorios del Estado.
Para frenar tamaña sangría institucional, un chorreo que no cesa, a Podemos se le ha ocurrido pasar el cepillo entre sus simpatizantes, con vistas a fortalecer su proyecto político y seguir desarrollando sus campañas. Para agitar las conciencias o, mejor dicho, el bolsillo de los adeptos, la formación ha lanzado un video que simula una llamada telefónica a la sede del partido del fundador de Inditex, Amancio Ortega. Un toque que los morados no atienden por si el máximo accionista de la compañía les ofrece alguna donación, como viene haciendo con la Sanidad Pública española, a cambio de, por ejemplo, no subir los impuestos a las grandes fortunas.
No es nueva la inquina de Podemos hacia el empresario gallego, protagonista a su pesar de anteriores campañas de dirigentes de la formación en vías de extinción. Las frecuentes donaciones de la Fundación Amancio Ortega a la Sanidad Pública española- incluidas las de Castilla-La Mancha, con la concesión de diferente equipamiento para el tratamiento oncológico en distintos hospitales de la región- es el desencadenante habitual de tamaña aversión hacia el presidente de Inditex.
No hace falta constatar que los poderes públicos de este país tienen la obligación de garantizar recursos suficientes para que el Sistema Público de Salud preste asistencia sanitaria a sus beneficiarios en las mejores condiciones, mas ello no deriva que se tengan que rechazar sistemáticamente estas donaciones. Una cosa bien distinta es el actual debate sobre la fiscalidad de los grandes bancos y compañías y otra, perfectamente diferente, cuestionar y ridiculizar unas donaciones que además de merecer respeto son dignas de elogio. Busque Podemos otros argumentos y protagonistas para justificar su fracaso económico e institucional, aunque temo que los verdaderos responsables del desaguisado se encuentran bien próximos al partido.