Los cojones de Estanislao Figueras, presidente de la Primera Republica en España, constituyen uno de los valores políticos más estables y recordados de la política en este país. Suya es la frase: “Señores, voy a serles franco, estoy hasta los cojones de todos nosotros”. En España, la invocación a los cojones siempre consigue la aclamación popular, muy estimada, pues somos un país muy testicular. Aquí, está muy generalizado arreglar las calles, vertederos, o carreteras por cojones cuando el atavío se complica.

Estanislao pronunció la expresión poco antes de tomar el tren que le llevaría a su autoexilio francés en 1870, harto de la situación de cainismo que atravesaba la política española de la época y sin tan siquiera presentar su dimisión. Ignoro si al presidente de Castilla-La Mancha y líder del PSOE en la región, Emiliano García-Page, le vino a la memoria la célebre frase del político republicano al salir del comité federal del PSOE aplaudido en Madrid el pasado fin de semana. Una convocatoria donde el presidente regional puso otra vez de manifiesto su rotundo rechazo a la amnistía que el presidente en funciones de este país, Pedro Sánchez, pretende ofrecer a los independentistas catalanes en aras a constituir nuevo gobierno. Una fórmula que Sánchez defendió, “en el nombre de España, en el interés de España, y en defensa de la convivencia entre los españoles”. Una receta que en opinión de García-Page no mejorará la convivencia en Cataluña y, sin embargo, sí deteriorará la del conjunto del país.

No obstante, el barón socialista dejó bien claro que asumirá lo que decida la mayoría de afiliados al partido a la pregunta “poco clara” formulada sobre la conveniencia de esta amnistía. Una cuestión propuesta para que “el 100% de los militantes apoye esta consulta”, según la portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha, Esther Padilla. Sin embargo, será también la ocasión para conocer la opinión de tantos socialistas que, mudos hasta ahora salvo excepciones, piensan de la misma forma que García-Page. Militantes que contradigan con su voto los pactos de investidura que pretende imponer el partido vía consulta popular y, como Estanislao Figueras, sean “francos” y dejen de estar “hasta los cojones de todos nosotros”. Al menos de los que no somos militantes.