El desarrollo, progreso, y bienestar como el que cada día se pregona en esta tierra, colisiona más tarde cuando conocemos la realidad. En este caso, la tasa Arope, el panel elaborado a partir de la Encuesta de Condiciones de Vida que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE). Un informe que contabiliza la población que está en riesgo de pobreza, tiene carencia material y social severa, o reside en un hogar en el que haya una baja intensidad en el empleo, y que constata la elevada proporción de residentes en Castilla-La Mancha que se encuentra en esta situación.
El porcentaje de población en España en riesgo de pobreza o exclusión social repuntó en 2023 hasta el 26,5 % de acuerdo con los datos del INE, una contingencia que afecta sobre todo a los menores de 16 años y hogares monoparentales. En el caso de Castilla-La Mancha esta proporción se elevó hasta el 31,7 %, casi un tercio de su población y uno de los más elevados del país, junto a Extremadura, Canarias y Andalucía, las cuatro regiones con mayor proporción. Familias, en definitiva, que no pueden tener su hogar a una temperatura adecuada, que no pueden permitirse comer carne o pescado con regularidad, tienen muchas dificultades para llegar a fin de mes o, incluso, encontrarse en más de una de estas condiciones simultáneamente.
No resulta más halagüeño el ingreso medio por persona. Según la misma encuesta del INE, en 2023 fue de 14.082 euros en España, cifra un 8,3 % superior a la registrada el año precedente. Una cantidad que en Castilla-La Mancha fue tan sólo de 11.913 euros, igualmente entre las más bajas del país. Tras conocer estos datos, el sindicato Comisiones Obreras de Castilla-La Mancha, a través del secretario de Empleo y Políticas Públicas, Juan Carlos de Puerto, alertaba de que la tasa de riesgo de pobreza crece en la región, algo que, a su juicio, es "síntoma de que las políticas públicas tienen que cambiar" y consecuencia también de una elevada inflación y bajos salarios.
Cuando la economía crece con cierta fuerza en el país, la población de Castilla-La Mancha sigue enquistada entre la que sufre un mayor riesgo de pobreza o exclusión social del país, siempre por encima de la media nacional y en lugares relativamente elevados en el orden regional. Mientras tanto seguimos escuchando mensajes predicando una esperanza que parece avanzar en dirección contraria a la realidad que vivimos. Una existencia, por lo que se confirma, donde los anuncios y la objetividad siguen todavía lejos de conciliarse en esta tierra.