¿Que dos políticas de Podemos llamaron la atención en la apertura de curso de la UCLM?
Han cambiado mucho las cosas en el partido de Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero desde aquellos tiempos del 15-M en que se dieron a conocer y estos de ahora en los que los humildes pisos de Vallecas se abandonan por casoplones en zonas residenciales exclusivas de la capital de España. El tiempo transforma a la gente de forma paulatina, el poder lo hace de golpe.
En Castilla-La Mancha tenemos un ejemplo claro de ello con el cambio de los principales dirigentes de Podemos en la Comunidad: José García Molina, líder regional de la formación morada, y María Díaz, segunda de a bordo en su condición de secretaria de Organización. Quizá no hayan cambiado, solo han sacado fuera la casta que llevaban dentro. El caso es que el "comunista" García Molina es ahora un "manso cordero" al que se le nota la forma en que disfruta de su cargo de vicepresidente segundo del Gobierno socialdemócrata de Emiliano García-Page, mientras que a su compañero anticapitalista David Llorente se le llevan los demonios viéndole disfrutar. No hay más que comparar a García Molina y María Díaz con Llorente para apreciar la transformación más que notable de los primeros.
Las diferencias entre el antes y el ahora se notan hasta en el vestuario y en el cuidado de la imagen personal de cada uno. García Molina es un coqueto irredento y ha sabido explotar sus cualidades de hombre atractivo, a las que se suma ahora el aura de poder que da el ser miembro de un gobierno con rango de vicepresidente. Y también ha cambiado María Díaz, cuya imagen antigua de indignada se aproxima ahora a la de cualquier diputada del PSOE o del PP. En ese aspecto las diferencias de estilo cada vez son menores porque los buenos sueldos también definen la estética personal.
Y si no observen la imagen de Díaz en el acto de la solemne apertura del curso académico de la Universidad de Castilla-La Mancha celebrado el pasado viernes en Cuenca. Allí llamó la atención su imponente figura subida a unos finos tacones de mediana altura y sus atrevidos pantalones estampados de serpiente, quizá no muy acordes con el acto, que eclipsaban cualquier otro atuendo de las mujeres presentes. Incluido el de su compañera de asiento, Inmaculada Herranz, consejera para la Coordinación del Plan de Garantías Ciudadanas. Herranz forma parte de la cuota de Podemos en el Gobierno de Page, con un departamento de poco contenido y un trabajo discreto, como ella misma. Herranz ha repetido este conjunto de traje blanco con camiseta negra y tacones imposibles en varios actos, sobre todo los más solemnes como la toma de posesión, pleno de las Cortes...
Las dos llamaron la atención e hicieron reflexionar a algunos sobre la adaptación de Podemos al medio ambiente político imperante, lo cual es buena señal para todos. ¡Que tiempos estos en los que los taconazos de aguja igualan las diferencias y las ideologías!