El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha sacado de sus casillas a su homólogo valenciano, Ximo Puig, que es además compañero de partido. La cosa ha empezado por un asunto y ha derivado a otro.

Page, que hay cosas de su partido que no se calla, se atrevió ayer a decir sobre el anuncio del presidente valenciano de adelantar el proceso electoral autonómico al 28 de abril para hacerlo coincidir con las generales, que él no habría tomado esa decisión aunque el Estatuto castellano-manchego se lo permitiera. Su razonamiento era comprensible ya que, según Page, los electores «tienen que juzgar» a sus dirigentes en sus distintos ámbitos y «no mezclar» el debate. De esta forma, el político toledano considera que en su campaña electoral, es partidario de debatir con otros candidatos, «y no con Quim Torra», algo que sería «absurdo» para la comunidad que preside. 



A Ximo Puig le han escocido las palabras de Page y no ha podido ocultar su rabieta. «Solo voy a decir que no quiero discutir ni con Torra ni con García-Page», afirmó a preguntas de un medio de comunicación valenciano. «Sólo discutiré de una cosa con él para defender a los regantes de Alicante, del trasvase Tajo-Segura, que intenta boicotear». Es decir, de las elecciones se ha ido al Trasvase Ximo Puig para mostrar su malestar con Page.

El jefe del Consell ha recordado que la Comunitat Valenciana es una autonomía «de primera» y puede decidir su calendario electoral, un anhelo desde los tiempos de la transición «que ahora hemos conseguido plasmar».

El enfado es más grande aún teniendo en cuenta que otros presidentes autonómicos del PSOE como el de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, han mostrado su respeto ante el adelanto de las elecciones autonómicas valencianas al 28 de abril. Así, a preguntas de los medios por el adelanto en la Comunitat Valenciana, Vara remarcó ayer que él no tiene «nada que decir» sobre el mismo, ya que es una decisión del presidente de la Generalitat, Ximo Puig.