Tras el anuncio de la nueva presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de bajar medio punto cada tramo del IRPF y mejorar los mínimos exentos, el presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, subrayó que en “España no puede haber competencia fiscal entre autonomías ni paraísos fiscales”, y plantea que el Estado recupere determinados tributos autonómicos, que dicte leyes para armonizar su tributación o que, al menos, fije un suelo mínimo para el tipo impositivo. También desde otras regiones, como el caso de Castilla-La Mancha, se esgrime que si Madrid puede bajar los impuestos, aunque sea a costa de mejorar la eficiencia o reducir la generosidad de sus prestaciones sociales, es porque está sobradamente financiada y no debería reclamar más transferencias. Juan Alfonso Ruiz Molina, consejero de Hacienda de Castilla-La Mancha, manifestaba que “siempre hemos dicho que es absurdo bajar los impuestos y al mismo tiempo estar pidiendo más recursos para la financiación autonómica”, y solicitó a Díaz Ayuso que informe a los madrileños de dónde “recortará el gasto”.
¿Pero cuál es la diferencia de tributar fiscalmente en la Comunidad de Madrid o en Castilla-La Mancha? Aplicando la rebaja prometida a los madrileños de medio punto en cada tramo del IRP, deja el tipo máximo en el 43 por ciento y en el 18 por ciento el mínimo, una vez sumados los tramos nacionales, frente al 45 y 19 por ciento, respectivamente, de los castellano-manchegos. Según el Consejo General de Economistas Asesores Fiscales (Reaf), el importe que pagarán los madrileños a Hacienda con una renta de 30.000 euros al año será de 4.645 frente a los 4.939 en Castilla-La Mancha. Si la renta es de 110.000, los importes a pagar son 35.685 y 37.051, respectivamente. Y en el caso de ser de 300.000, los importes son 117.381 y 122.551, respectivamente, siempre en beneficio de los madrileños.
Por sucesiones y donaciones a favor de un soltero de 30 años que hereda bienes de su padre por 800.000 euros, las tributaciones son de 1.586 euros para un madrileño, y de 31.759 euros para un castellano-manchego. En el caso del impuesto sobre un patrimonio de 800.000 euros el importe que se paga es de cero y 200, respectivamente. Por último, las transmisiones patrimoniales para un tipo base imponible de 150.000 euros es de 9.000 euros en Madrid y 13.500 en Castilla-La Mancha.
No obstante, los castellano-manchegos no salen mal parados en esta guerra fiscal entre comunidades. En el Impuesto sobre la Renta de 2019 el tramo máximo (45 %) es el tercero más bajo tras Madrid (43 %) y Castilla y León (44 %). En rentas de 30.000 euros se cotiza respecto a Cataluña ,la comunidad con el tipo más elevado, 163 euros menos; 1.496 menos que los valencianos en rentas de 110.000 euros; y de 7.111 euros menos que en la Comunidad Valenciana en el caso de rentas de 300.000 euros.
En sucesiones y donaciones por valor de 800.000 euros la diferencia a favor es de 71.376 euros en comparación con los asturianos; de 964 euros también a favor en el impuesto sobre el patrimonio en comparación con los aragoneses; y de 1.500 euros de ahorro en el impuesto de transmisiones patrimoniales en comparación con los cántabros.