El número de rentas mínimas se ha triplicado en la última década. Si en 2007 había en España 103.071 titulares de estas prestaciones, en 2017 la cifra se ha elevado hasta los 313.291. Pero a esta cifra hay que sumarle los casi 466.000 dependientes de estos titulares (como pueden ser los hijos o cónyuges), con lo que el número total de beneficiarios se acerca a 780.000, según se recoge en el informe “Pobreza y rentas mínimas” publicado por Funcas, la Fundación de las cajas de ahorro españolas.
La prestación mínima media en España ronda los 460 euros al mes, una cifra que oscila entre los 300 euros de Ceuta, los 388,50 de la Comunidad Valenciana, 400 en Madrid, 672,7 del País Vasco, 600 de Navarra o los 564 de Cataluña. En Castilla-La Mancha la renta básica asciende a 420,40 euros, que se eleva a 470,87 para una pareja sin hijos, 571,77 para dos adultos más dos menores y 470,87 de un adulto y un menor. Los beneficiarios y dependientes del titular de estas prestaciones ascienden en Castilla-La Mancha a 11.146 personas. Las diferencias de estas prestaciones radican en que cada región diseña la suya en función de unos criterios, optando unas por garantizar un porcentaje del salario mínimo interprofesional, del indicador de rentas Iprem ( del 60 % en el caso de Castilla-La Mancha) o bien fijándola a discreción en el presupuesto.
Según el estudio de Funcas, todas las rentas mínimas en España, aunque con diferentes denominaciones, se dirigen a las personas en situación de desempleo, y algunas incluyen además a trabajadores y pensionistas en situación de escasez de recursos (como sucede, por ejemplo, en el País Vasco). Pero también presentan diferencias tanto respecto a la cuantía y los requisitos necesarios para acceder a la prestación, como respecto a la duración máxima de la ayuda (algunas de carácter indefinido), la compatibilidad con otras rentas o su condicionalidad a la participación en programas de activación laboral.