Según los microdatos de la Encuesta de Población Activa (EPA), en 2019 se superó por primera vez la cota de 600.000 ocupados que viven en una provincia y trabajan en otra. Muchos de ellos viven en Castilla-La Mancha. Más de los que parece.
El Confidencial ha dedicado un extenso e interesante artículo a esta cuestión: "La gran migración diaria". En total, cuenta en base a datos oficiales, fueron cerca de630.000 trabajadoresde media a lo largo del año, la cifra más alta nunca registrada y equivalente al 3,2% de todos los ocupados. Se trata de un volumen de población superior al de la ciudad de Málaga y próximo al de Zaragoza, la quinta ciudad más grande de España.
Este aumento de la movilidad interprovincial responde, principalmente, a lamejora de las infraestructuras de transporte, sobre todo carreteras y ferrocarril y a las diferencias crecientes en algunas regiones.
El mejor ejemplo es el que ocurre con Madrid y Barcelona a medida que se convierten engrandes metrópolisque engullen a las ciudades vecinas y disparan los precios de la vivienda. Esto expulsa a una parte de la población hacia las provincias vecinas. Y ponen como ejemplo a Toledo, donde viven 58.000 personas que trabajan en Madrid. Y Guadalajara, donde son más de 41.000. Y lo mismo, pero en menor escala, ocurre con Tarragona y Girona, que albergan a más de 10.000 trabajadores de Barcelona.
Toledo y Guadalajara son las provincias españolas en las que hay viviendo más personas que trabajan en Madrid. Lo curioso es que, a la inversa, Toledo y Guadalajara están entre las provincias que tienen más trabajadores que residen en Madrid.
En muchos casos, esta movilidad es la alternativa a la mudanza. De ahí que las regiones más dinámicas, que crean mucho empleo, experimenten cada día una gran afluencia de población desde las provincias vecinas para ir a trabajar. Es el caso de las capitales autonómicas, cuya economía es más boyante que la del resto de la región, en buena medida por albergar a las instituciones. También ocurre a la inversa: muchos habitantes eligen vivir en las capitales antes que mudarse a ciudades pequeñas con pocos servicios, explica El Confidencial.
Estamos hablando de casi 100.000 personas, solo entre Toledo y Guadalajara, que viven en Castilla-La Mancha y trabajan fuera de ella. pero hay muchos más ya que, sobre todo con la puesta en marcha del AVE, ha crecido considerablemente el número de trabajadores que viviendo en Ciudad Real e incluso en Puertollano se trasladan diariamente a Madrid a trabajar.