Castilla-La Mancha es el paraíso de las fincas de algunas de las familias más adineradas de España, e incluso del mundo. Los latifundios son conocidos y han servido durante años para establecer relaciones y negocios. Son la celebrada película de Berlanga “Escopeta Nacional” con escenario castellano-manchego.
El decreto del Gobierno de Castilla-La Mancha del pasado 17 de abril declarando la emergencia cinegética por la proliferación de conejos y el daño que están haciendo a la agricultura, le ha servido a El Confidencial para publicar un reportaje sobre los cotos de las grandes fincas de la región y sobre sus propietarios. Un interesante artículo por el que puede establecerse la diferencia y contraste existente en una región relativamente pobre en la que una clase adinerada posee sus mejores y más extensas tierras.
Citan cotos como La Garganta, de Hugh Grosvenor, duque de Westminster; El Castaño, de la familia Botín; La Salceda, de Juan Miguel Villar Mir, y Villagarcía, de Alfonso Cortina, en las que abren la veda estos días para evitar una catástrofe, tal como cuenta el diario digital.
Entre los cotos afectados por estas medidas también se refieren a “algunos de los más preciados del panorama nacional” dentro de lo que denominan la llamada Milla de Oro, situada entre Toledo y Ciudad Real, “donde la caza mueve unos 600 millones de euros al año”.
Destacan La Garganta, la finca privada más grande de España, la misma en la que se conocieron el rey Juan Carlos y Corinna zu Sayn-Wittgenstein, tal como cuenta la periodista Ana Romero en su libro ‘Final de partida’ (La Esfera).
Es propiedad del duque de Westminster y está “considerada el mayor latifundio de España y una de las grandes reservas de caza de Europa” en el parque natural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona. “Cuenta con helipuerto, escuela, iglesia propia y un hospital de primeros auxilios”.
El mejor aeropuerto privado del país se encuentra en la finca El Castaño, en Luciana (450 habitantes), propiedad hasta su muerte de Emilio Botín. Actualmente El Castaño es propiedad de Francisco Javier Botín y tiene un total de 4.604 hectáreas. Además de la casa principal, cuenta con doce adicionales. La finca colindante, Santa María, de 3.000 hectáreas, es propiedad de su hermana Ana Botín, presidenta del Banco Santander.
El empresario Juan Abelló es propietario de tres fincas cercanas a Los Yébenes: Las Navas, Los Robledillos y Torneros. Además, cuenta con otra en Ciudad Real, El Lobillo, su finca predilecta.
Cerca de Toledo, en el término municipal de Polán, se encuentra La Ventosilla, el lugar donde en 1880 el conde de Teba ofreció la primera cacería de perdices que se celebraba en España. Fue quien puso de moda la prenda de tejido elástico y cómodo para tirar, que acabó por llamarse teba en su honor.
José María Entrecanales se fue desde Acciona a vivir a La Verdosa, donde con su segunda mujer, María Marsans, elaboraba el vino Arrayán. Otro nombre ilustre con finca en la zona es Villar Mir, propietario de La Salceda, a las puertas del parque nacional de Cabañeros, que compró a Mario Conde. El empresario tiene otro coto, La Dehesa de Carrizal. El recientemente fallecido Alfonso Cortina era el propietario de Vallegarcía, y su hermano, Alberto, de Las Cuevas. La Toledana es otra de las fincas potentes del lugar. Propiedad de la familia De Borbón Dos Sicilias.