Embellecer el pueblo, potenciar su identidad cultural y favorecer la recuperación patrimonial para fomentar el turismo. Son los tres objetivos que persigue el joven alcalde de Quero (Toledo), el socialista Rubén Torres, con la nueva iniciativa que ha puesto en marcha desde el Ayuntamiento, que ya ha llamado la atención de varios medios de comunicación nacionales.
El Consistorio de este pequeño municipio toledano que linda con la provincia de Ciudad Real ha destinado una partida de 1.500 euros para financiar con el dinero público la compra por parte de los vecinos de pintura añil y blanca buscando que cada vez sean más las casas del pueblo que luzcan impolutas con los colores típicos de las viviendas de La Mancha, generando una estética conjunta que convierta a la localidad en un reclamo para los visitantes.
"Ya tenemos un 15 % de las viviendas con estos colores y de momento hay más de 30 solicitudes, que esperamos que vayan aumentando", ha asegurado el alcalde en los micrófonos de la Cope. En declaraciones a El Confidencial, ha añadido que no esperaban "tanto en una semana" y que su intención es "hacer de Quero un pueblo más manchego, que todo el mundo sepa que está en La Mancha cuando nos visita".
Para ello, ha explicado que las ayudas consisten en costear un litro de pintura por cada siete metros cuadrados de superficie de fachada en el caso del color blanco y un litro por cada seis metros cuadrados de superficie de fachada en el caso del azul añil. Los interesados tienen seis meses para solicitar la subvención.
Tal y como se recoge en la web Airesdelamancha.com, con el encalado o enjalbegamiento de las fachadas se logran tres fines: uno de carácter meramente estético; otro térmico, puesto que el blanco refleja buena parte de la radiación solar y que los muros absorban menos energía calorífica, permitiendo que los interiores permanezcan más frescos en los calurosos veranos manchegos; y otro antiséptico, derivado de la alta alcalinidad y poder desinfectante de la cal. Por otra parte, pintando con azulete o añil los zócalos de los muros se evita el rápido deterioro estético que las salpicaduras y, en tiempos pasados, también el roce de los animales que se utilizaban para las labores del campo producían en el blanco de la cal.