El Atance es un despoblado situado en el municipio de Sigüenza, en la provincia de Guadalajara. El conjunto de ruinas que ha quedado después de la construcción del embalse de El Atance en los años noventa se sitúan en la confluencia del río Salado y el arroyo de la Hoz, tal como se describe en Wikipedia.
De su antiguo patrimonio artístico, la iglesia de la Asunción fue trasladada al barrio de Aguas Vivas de Guadalajara y todavía queda en pie en el lugar la ermita de la Virgen de la Soledad, en estado ruinoso, que conserva una interesante armadura de madera de cubierta.
Carlos Paulos Rey, bibliotecario y concejal del PSOE de Huérmeces del Cerro (Guadalajara), ha publicado un comentario en Twitter con varias fotos en el que da cuenta de su visita a la preciosa y deteriorada ermita del antiguo pueblo de El Atance. Dice Paulos Rey: "Hoy pude visitar la 'emergida' ermita de la Soledad junto al pantano de El Atance, ruinosa tras los últimos derrumbes. ¿Por qué no un traslado que preserve su artesonado y portada como ya se hizo con la iglesia? Ya lo reclamó hace un año".
El propio autor del tuit escribió en 2020 que en El Atance, que es ahora propiedad de la Confederación Hidrográfica del Tajo (institución oficial que expropió en su día los terrenos que iban a ser cubiertos por las aguas del pantano) se han hecho dos meritorias tareas de recuperación del patrimonio, ejemplares y plausibles. Una, el desmontaje, traslado y nuevo levantamiento del templo dedicado a San Diego de Alcalá. Hoy se encuentra en el barrio de Aguas Vivas como emblemática parroquia, luciendo `cuerpo serrano´ a todas las miradas. Dos, la salvación de las fuentes del pueblo, que fueron llevadas a Sigüenza y allí instaladas en sendos parques de la Ciudad Mitrada".
El almizate central de la ermita de la Soledad de El Atance
Y añadía Paulos Rey: "Todavía es de mencionar la tarea que el propio Obispado de Sigüenza-Guadalajara, propietario de las obras, hizo restaurando y reubicando los retablos mayor, y barroco, más el órgano, en otros lugares a su cargo".
Lamentaba que "inexplicablemente, quizás porque entonces nadie reparó en ello, la ermita de la Virgen de la Soledad quedó en un extremo de la población, y nadie se hizo cargo de ella. A pesar de que tiene la calificación de BIC".
Por todo ello considera que "este es el momento de hacer una llamada (que además es urgente) para que esta pieza se salve. Bien trasladándola a otro lugar, bien recomponiéndola donde está. Porque -esto último- corre prisa y costaría muy poquito dinero. La Confederación da su permiso para hacerlo, pero no afronta gasto alguno. Ahora es el turno de que, o bien el Ayuntamiento al que ahora pertenece administrativamente aquel terreno, el de Sigüenza, o bien la Excmª Diputación Provincial, pongan remedio al menos a esa `piedra angular´ sobre la que descansa todo el edificio, y que, si se rompe, habrá caído al suelo para siempre. Esta pequeña y conmovedora pieza arquitectónica que forma parte, también, del Patrimonio Artístico de la provincia".
Tiene toda la razón Carlos Paulos y es necesario que alguien intervenga en este caso en el que está en riesgo una pequeña joya histórica y arquitectónica que no debe perderse. Y si no, ¿para qué fue declarada Bien de Interés Cultural?