El chef toledano Pepe Rodríguez se ha convertido en uno de los rostros más populares de la televisión desde que empezó a emitirse el exitoso programa MasterChef, del que es el miembro más carismático del jurado que comparte con Jordi Cruz y Samantha Vallejo-Nájera.
Pepe Rodríguez era ya conocido antes de aparecer en la televisión por ser uno de los cocineros más destacados del sector gastronómico castellano-manchego. La proximidad de su restaurante a Madrid, en la localidad toledana de Illescas, contribuyó a que El Bohío y sus máximos responsables adquirieran fama más allá de los límites de nuestra Comunidad. Además, es desde hace tiempo un restaurante con estrella.
Pepe Rodríguez y su hermano Diego, herederos de una sólida tradición familiar en el sector de la hostelería, fueron los artífices del éxito de este gran templo de la cocina castellano-manchega. Ahora, muchos años después, han decidido separar definitivamente sus caminos. Diego, que era jefe de sala mientras Pepe se centraba en la cocina, ha abandonado por completo esta actividad para centrarse en su nuevo cometido laboral, una empresa propia de alquiler de mobiliario y menaje hostelero. Ya hace tiempo que el hermano del popular cocinero decidió abandonar El Bohío, pero ha sido ahora cuando ha dado el paso definitivo, según Vanitatis.
La empresa de alquiler de menaje la fundó Diego Rodríguez hace años ya que los nuevos compromisos de su hermano le habían llevado a cargarse con "demasiadas responsabilidades". "Rent a Catering", nombre de la empresa a la que se ha entregado en cuerpo y alma, ofrece servicio integral a restaurantes entre los que se encuentra El Bohío, como no podía ser de otra forma. “Porcelanas, cuberterías, cristalerías, utensilios de cocina a precios competitivos adaptados a su negocio”, describen su actividad en la web oficial de la empresa.
La relación entre los dos hermanos siguen siendo extraordinaria y la separación, según la citada revista digital, se ha desarrollado de forma amistosa y en los mejores términos.
Diego respira y se distancia del trabajo de su hermano para seguir disfrutando de un mundo que le apasiona, pero sin la presión tan enorme que suponía dirigir un restaurante como El Bohío.