El chef Juan Monteagudo ha abierto el Restaurante Ababol en pleno centro de la ciudad de Albacete. Una apuesta por la cocina tradicional manchega, combinada con algunas técnicas y platos de la cocina francesa, con la que pretende "recuperar costumbres y sabores que se han ido perdiendo".
Juan Monteagudo (Albacete, 1991) creció entre huertos y campos aprendiendo a amar el buen producto. Desde temprana edad ya salía de caza obteniendo algunas piezas básicas para la alimentación diaria como algún palomo o conejo. Esas costumbres unidas a su formación profesional en la Escuela Superior de Hostelería de Artxanda (Bilbao), a su trayectoria por el País Vasco por algunas de las mejores cocinas de la zona, y combinado con su pasado familiar francés, hacen el resultado de Restaurante Ababol.
El Restaurante Ababol está ubicado en pleno centro de la ciudad de Albacete en un espacio diáfano y luminoso con capacidad para unos 25-30 comensales. Un lugar gastronómico que pretende ser un referente en la provincia en cuanto a cocina de arraigo, producto manchego y costumbres culinarias tradicionales.
En su carta se pueden encontrar entrantes como la Ensalada de perdiz de tiro en escabeche, hierbas forrajeras, alubias, tomate, albahaca y queso moluengo de Villamalea; platos principales como el Bacalao tiznao, sus callos, demiglace de pimiento asado y ajo negro; y postres para los que quieran terminar con el dulce: como el Cremoso de chocolate, naranja, azafrán de La Mancha y cacao.
La decoración del local es sencilla, en la que destaca la madera, uno de los materiales más representativos de la naturaleza. Todas las piezas son únicas, tanto la barra como los muebles y las mesas son artesanas, hechos a mano expresamente para el Restaurante Ababol. Y los cuadros, fueron pintados por su padre, el artista Philippe André Georges Monteagudo.
Ha vuelto a Albacete "para dar luz a los productos y productores locales con un concepto basado en la tierra manchega y sus raíces reflejado ahora en su Restaurante Ababol". Una nueva e interesante propuesta que se suma a la riqueza gastronómica que va adquiriendo Castilla-La Mancha en cada uno de sus rincones.