La inesperada salida de la política de Iván Espinosa de los Monteros, fundador de Vox y pieza clave del crecimiento de la formación en los últimos años, ha generado una convulsión interna en el partido liderado por Santiago Abascal. 

Aunque haya alegado motivos familiares y se haya despedido sin una sola crítica, la renuncia de Espinosa de los Monteros a tomar su acta de diputado y, por lo tanto, a repetir como portavoz de su grupo parlamentario en el Congreso se ha interpretado como una victoria del ala falangista y ultracatólica de Vox, representada en la figura de Jorge Buxadé. Una situación que ha hecho que cunda el malestar entre los sectores más liberales.

A la rueda de prensa en la que anunció su dimisión, celebrada este martes en la Cámara Baja, Espinosa de los Monteros acudió acompañado por un reducido grupo de colaboradores y amigos. Entre ellos, la vicealcaldesa de Toledo, Inés Cañizares, que también fue diputada la pasada legislatura y portavoz adjunta de Vox en el Congreso. La mano derecha del dimisionario en la Carrera de San Jerónimo, podría decirse.

Cañizares, que iba como número dos en la lista de Vox por Toledo en las elecciones generales del pasado 23-J, sufrió en sus propias carnes el descalabro general de la formación en las urnas y perdió su escaño. Un golpe al que ahora se suma la marcha de su gran amigo y referente en la cúpula del partido, lo que le ha generado un desánimo evidente que se comenta en los corrillos del Ayuntamiento toledano, donde ejercerá a lo largo del actual mandato como vicealcaldesa y concejala de Seguridad Ciudadana y Protección Civil.

En sus redes sociales, Cañizares se ha limitado a publicar una fotografía junto a Espinosa con un mensaje de agradecimiento: "Gracias querido Iván por tanto, por todo". Menos lacónica fue este martes a la salida del Congreso, cuando calificó en declaraciones a OK Diario como "irreparable" la salida de su valedor de la dirección Vox. "No puedo decir si hay crisis en Vox, ahora vamos a ser prudentes", añadió.