Al final, como todos nos temíamos, se ha levantado el acta de defunción de la legislatura de la peor manera posible, con una crispación que lo embarra todo y un nivel bajo mínimos de nuestra clase política. Los partidos, cada uno enredado en lo suyo, han fracasado a la hora de interpretar lo que pedían los ciudadanos en las urnas y al final de la escapa no hay nada: Ni presupuestos ni acuerdos en los temas importantes ni pactos de Estado... ni nada de nada porque, según dicen, este país todavía no está preparado para que los políticos se entiendan. Aquí ha habido mucho cuento de la lechera, mucho repartir la piel del oso antes de cazarlo y sobre todo demasiado teatro, mejor dicho teatrillo de pacotilla, cuando no sainete, o simplemente diálogo de sordos, donde cada uno ha ido a su bola sin importarle un pito lo que le pase al país, ni mucho menos los gastos que unas nuevas elecciones van a ocasionar. Ya estamos otra vez metidos en harina con el raca-raca del que la mayoría de los ciudadanos huye como de la peste porque están hartos de cada uno de los lideres políticos se mire a su minúsculo ombligo.
Aquí no habido inocentes, ni siquiera aquellos que han pretendido presentarse como almas cándidas y puras, movidas sólo por el afán del diálogo y no del poder. Hace algún tiempo en esta misma columna escribí -y sigo pensando lo mismo- coincidiendo con una de las nuevas temporadas de Juego de Tronos -esa serie a la que Pablo Iglesias es tan aficionado- que a la lucha entre las tres familias iniciales se unen otras que se erigen como estandartes de la legitimidad por el reinado de Poniente: los Baratheon luchan entre hermanos; los Tyrell hacen y deshacen alianzas para conseguir un hueco en la corte; los Greyjoy miran desde el agua cómo su estirpe está siendo vilipendiada por los demás; y los Martell juegan un papel esencial en su lucha contra los Lannister. Todo esto se puede reproducir casi milímetricamente en la política española y se podían hacer paralelismos entre el guión televisivo y lo que está ocurriendo.
Así estamos en nuestro país porque a las familIas tradicionales -donde ya se puede incluir a los llamados partidos emergentes- se unen otras que reivindican su propia legitimidad. Cuando ya creímos que lo teníamos todo visto con los independentistas en pie de guerra y todos los partidos con sus guerrillas endogámicas, ha hecho acto de presencia Vox , con su tufo de extrema derecha, que puede tener la llave de la gobernabilidad en muchos ayuntamientos e incluso en alguunas autonomías. Su llegada asusta como en su día ocurrió con Podemos pero el tiempo lo cura todo y también las fiebres populistas de una u otra ideología. Algunos vaticinaron que Santiago Abascal sólo buscaba unos segundos de gloria, un espejismo, para que habláramos de ellos, pero lo cierto es que después de lo ocurrido en Andalucía han hecho que les temblaban las piernas a más de uno.
Pedro Sanchez ha sido el presidente más breve de la democracia y también uno de los más cuestionados por los propios y los ajenos, porque es justo reconocer que ni de puertas adentro ni fuera le han dado un respiro. Su pecado ha sido, tal vez, unir su suerte a los independentistas de Torra y su redención , de cara a la campaña, es poder sacar pecho al afirmar que no ha cedido a las presiones de los que quieren romper España que, por otro lado, eran inaceptables para cualquier demócrata. "Como decía Manuel Azaña la política es un continuo tejer y destejer. Si algo he aprendido en estos meses es que los desafíos no acaban nunca. Parece que has resuelto un problema y tienes otros 20 sobre la mesa", ha dicho el presidente en alguna ocasión cuando ya veía que su expectativa de resistir hasta el 2020 se desmoronaba.
Ahora, el 28-A va a llegar para él la hora de la verdad y no porque pueda ganar o no sino por si puede sumar o no y con quien. Ya ha visto que tener de compañeros de viaje a Torra, al huido Puigdemont y compañía es un mal negocio por la naturaleza desleal del independentismo que siempre lleva a un callejón sin salida y por otro lado si finalmente se repite el pacto de Andalucía PP , CS y VOX la cosa se le puede complicar. Los más cafeteros dicen, eso así, que la suma de los tres le da votos a Pedro Sánchez y que le bastará con agitar el voto del miedo de que vienen las derechas “trifálicas “ de la polémica ministra Delgado, para conseguirlos, pero si ya le ha sido complicado convertirse en el inquilino de Moncloa en tiempo de descuento si no logra conformar gobierno, los barones socialistas temerosos del efecto contagio se levantarían en armas. ¡Ay los idus, en abril o en mayo da igual!
El final de la legislatura más corta de la Democracia estaba escrito desde el mismo momento en que cada uno ha pretendido conservar su trono particular y han instalado a la política en un interminable día de la marmota durante los últimos meses, donde el postureo ha sido Trending Topics. Aquí hay lucha de familias, enfrentamientos entre hermanos, alianzas imposibles , estirpes vilipendiadas y todos los demás ingredientes de la famosa serie. El 28 - A será otra vez la hora de la verdad para ver quién se erige con el estandarte de la legitimidad que dan las urnas pero hasta entonces veremos juego sucio, palabras grandilocuentes y huecas y promesas que luego caen en saco roto. Nos conocemos de sobra el raca- raca, así que, ya que no se puede acortar la campaña por eso de que la ley así está escrita ¡por favor! ahórrense la moralina y no se gasten lo que no tenemos. Esta juerga ya nos ha salido muy cara y estamos hartos de la palabrería.