Perder más de un 20% de su población es algo que muy pocos lugares pueden permitirse, pero la situación se agrava si se trata de municipios de menos de 500 habitantes donde la marcha de un centenar de vecinos hunde al pueblo en unas cifras censales que no se habían registrado en el último cuarto de siglo.
Por ese motivo, Villar de Cañas (Cuenca) decidió en esta legislatura crear una Concejalía contra la despoblación, que permitiese atacar un problema que arrastran desde hace décadas, aunque no ha sido la única administración local que ha tomado una decisión similar.
Desde mediados de los años 90, el pueblo -que en 2011 fue elegido para albergar el Almacén Temporal Centralizado (ATC) de residuos nucleares, un proyecto que en la actualidad está paralizado- siempre ha rondado los 450 habitantes y alcanzó su techo (505) en el año 2006, según los datos del padrón del Instituto Nacional de Estadística (INE), pero que ha bajado hasta los 378 habitantes del último censo.
La Concejalía de Despoblación se creó para abordar "de forma transversal" el que a juicio del alcalde de Villar de Cañas, José María Sáiz, es "el problema más grave" que tienen los pueblos a día de hoy, y el regidor no escatima elogios para el concejal que la ocupa, Alejandro Pernías, nacido y educado en el pueblo y en la comarca hasta que se fue a estudiar a Madrid aunque, a diferencia de otros, volvió.
Plan de Repoblación
El primer objetivo del nuevo concejal, según explica él mismo a Efe, es elaborar un Plan para la Repoblación, que huya de "medidas cortoplacistas" y que ayude al reclamo principal que permite atraer habitantes: "mantener el pueblo vivo", a través de actividades que sirvan de atractivo.
Por ello apuesta por aspectos como la cultura, aunque reconoce que todas las demás concejalías deben tener en mente la despoblación, y defiende que el proyecto del ATC les permitió ver que la población podía aumentar. Sin embargo, también considera que el almacén nuclear "no es la solución, es un medio, no un fin en sí mismo".
Pernías admite que no conoce de otras experiencias similares en pueblos tan pequeños como Villar de Cañas ni en Cuenca ni en Castilla-La Mancha, aunque en la última Feria de la Repoblación de la España Rural PRESURA, en Soria, sí tuvo oportunidad de conocer otros casos, como del Belorado (Burgos).
Pérdida de miles de habitantes
En su conjunto, la provincia de Cuenca ha perdido más de 21.900 habitantes entre 2011 y 2018, según el INE, lo que ha llevado a la Diputación Provincial a crear también un área específica. El diputado de Reto Demográfico, Carlos Muelas, ve muy positivo que haya ayuntamientos que creen concejalías para luchar contra la despoblación, aunque considera que "es muy difícil que un solo municipio sea capaz de revertir esta situación de forma individual".
Por este motivo, la Diputación ya se ha puesto a trabajar "de forma decidida y sobre el terreno", con programas como "Integra 22", cuyo objetivo es actuar en 22 municipios, algunos de ellos con más de 1.000 habitantes, para "generar sinergias desde un punto de vista económico, laboral, pero también social o de servicios", que permitan dinamizar las localidades.
La preocupación de las entidades locales por abordar el problema se ve con buenos ojos desde el organismo creado también a tal efecto en el Gobierno autonómico, el Comisionado para el Reto Demográfico, Jesús Alique, que ha manifestado a EFE que "todas las manos que se pongan a trabajar en este asunto son bienvenidas, porque siempre serán pocas", aunque también puntualiza que se trata de un problema socioeconómico "estructural", que hay que abordar a través de un Pacto de Estado.
Se trata de un problema de "vertebración del territorio", ha puntualizado Alique, que por tanto "es más que una responsabilidad de una comunidad o un ayuntamiento". Alique ha indicado que prácticamente todos los municipios de la región están "interesados y ocupados" en luchar contra la despoblación, especialmente en Cuenca o Guadalajara, independientemente de que hayan creado o no un área específica en sus gobiernos.
Asimismo, ha destacado las medidas que se han puesto ya en marcha, como la Inversión Territorial Integrada (ITI) para atraer fondos europeos a las zonas menos pobladas del territorio autonómico, la mejora de las comunicaciones de telefonía móvil e Internet, o la reapertura de escuelas rurales como fórmula para fijar población en los pueblos e impedir que las familias se trasladen.