FOTO: Álvaro Lorenzo (Puertagrande.net)

FOTO: Álvaro Lorenzo (Puertagrande.net)

Región TOROS

Álvaro Lorenzo revienta Madrid con una faena memorable

1 abril, 2018 21:58

La grandeza del toreo es algo incuestionable, le pese a quien le pese. Y muchas veces emana cuando nadie se lo espera. Como hoy en Madrid. Porque muy pocos apostaban por la tarde del Domingo de Resurrección en el foro. Muchos pensaban que el de hoy era un cartel de relleno. Pero, ¡ay amigo!, lo maravilloso de esto es que jamás hay que vender la piel del oso antes de cazarlo. Seguro que los que decidieron quedarse en casa viendo por televisión la corrida de Sevilla ahora se estarán tirando de los pelos. Porque se perdieron una actuación colosal del joven toledano Álvaro Lorenzo, que puso Madrid patas arriba con un triunfo de tres orejas.

Alguno habrá que todavía ponga en entredicho lo abultado del triunfo del toledano. Y posiblemente no les falte razón. Pero también fue muy meritorio todo lo que hizo, la actitud y, sobre todo, la aptitud para aprovechar, imponerse y no verse desbordado en ningún momento con el bravísimo sexto, de nombre 'Viscoso', premiado con la vuelta al ruedo. Fue éste el cenit de una gran corrida de El Torero. Con matices, pues los hubo que mansearon más de la cuenta, pero, en general, tuvieron alto índice de toreabilidad, al menos, cuatro de los seis que saltaron hoy al ruedo capitalino.

Mas por orden de prioridades, la tarde de hoy hay que arrancarla por el final. Por el tándem que formaron Viscoso y Lorenzo, aunque también hay que elogiar primeramente la seda capotera de Sergio Aguilar, que, enfundado ahora en un terno de plata, sigue demostrando que sigue siendo un torero de oro. Él fue quien encendió la mecha de la faena al enseñarle a su matador el ritmo y la excelsa calidad del astado.

Y Lorenzo, sin titubear, hundió el mentón en el pecho e inició faena por estatuarios. Las primeras tandas a derechas, ligadas y muy templadas, dejaron constancia que aquello podía ser convertirse en una obra grande, algo que quedó ratificado cuando el toledano cogió la mano izquierda. Qué manera de torear. Qué hondura, qué cadencia y qué expresión. Todo muy templado y, como no podía ser de otra manera, a más. La plaza era un manicomio de olés, y de parabienes para "Viscoso", que no cesó de embestir por abajo, con mucho ritmo e intensidad, comiéndose la franela de un Lorenzo que iba creciendo en convicción y firmeza.

Quizás le sobró volver otra vez sobre la diestra, pues por ahí no había la misma comunión. Pero rápido retornó al toreo por naturales para respiro de una parroquia totalmente entregada. Un torerísimo final por abajo dio paso a una estocada que, a decir verdad, cayó un tanto caída. Pero Viscoso no iba a entregar la cuchara tan fácilmente. Se tragó la muerte hasta el último estertor. De bravo. Un pasaje que estimuló aún más a los tendidos, que se tiñeron de blanco en demanda de las dos orejas. El usía no dudó, como tampoco lo hizo para sacar su pañuelo azul que premiaba al animal con los honores póstumos de la vuelta al ruedo.

Ese fue el perfecto corolario a una tarde que ya el propio Lorenzo había descorchado en el tercero, otro toro bueno del hierro gaditano, al que cuajó también momentos interesantes sobre la zocata. Cierto es que a esta faena le faltó mayor redondez para la oreja que acabó paseando. Pero todo suma.

Resto de la corrida

David Mora, que no fue capaz de cogerle el ritmo al mansurrón pero manejable "parte plaza", anduvo más dispuesto con el rajado y huidizo cuarto, al que robó algún muletazo extraordinario, mas fueron "cositas" sueltas a un manso al que no llegó a sujetar.

Peor aún lo de Daniel Luque. Apático y displicente con el noblote y mansurrón segundo; tampoco pasó de las simples apariencias con el brutote quinto. Faltó la intensidad que se supone que hay que poner a una faena en la primera plaza del mundo.