La Guardia Civil de Navarra ha detenido como presunto autor de un delito de estafa continuada a un hombre de 32 años al que se acusa de 69 estafas cometidas a través de internet, cuya cuantía total supera los 17.000 euros y con afectados en Toledo, Guadalajara y Albacete, entre otras provincias. El presunto autor, arrestado en el marco de la operación "Maracuyá", ha sido identificado en la provincia de A Coruña, donde está cumpliendo condena en el Centro Penitenciario de Teixeiro por otros hechos, según informa la Guardia Civil.
La investigación comenzó a raíz de una denuncia interpuesta en el puesto de la localidad navarra de Olite, en la que una mujer indicaba que había comprado un producto a través de una conocida web de compraventas y tras ingresar al supuesto vendedor 1.605 euros no había recibido ningún producto. A medida que se avanzaba en la investigación, los agentes conocieron casos similares y denuncias en diferentes comunidades autónomas.
Así a la denuncia de Navarra, se sumaron once en Barcelona por cantidades que oscilan entre los 20 y los 500 euros; ocho en Madrid por valor de entre 100 y 1.000 euros; cuatro en Sevilla de entre 185 y 200 euros; tres en Asturias de entre 200 y 300 euros; tres en Toledo, de entre 100 y 500 euros y tres en Vizcaya por cuantías que oscilaron entre 300 y 500 euros.
Además hubo dos denuncias en A Coruña, de 250 y 8 euros; dos en Albacete ambas de 250 euros; una en Alicante de 10 euros; ; una en Guadalajara de 275 euros; una en Huelva de 20 euros; dos en las islas Baleares de 500 y 250 euros; una en Ourense por 600 euros; una en Pontevedra por 200 euros y dos en Valencia, de entre 700 y 150 euros.
Los investigadores constataron que en muchos casos las víctimas no habían formulado denuncia alguna por considerar que eran cantidades de dinero relativamente pequeñas, en unos casos, o por la creencia de que no existe la posibilidad de recuperar el importe estafado, en otros.
Modus operandi
El modus operandi era siempre el mismo, el autor ofertaba objetos y cursos de formación a través de plataformas web de compraventa y tras contactar, a través de mensajes de texto o llamadas telefónicas, pactaba un precio con la víctima, que le hacía un ingreso en una cuenta corriente en concepto de compra.
El ofertante, después de comprobar que se había efectuado el ingreso, bloqueaba en las aplicaciones móviles de mensajería a los perjudicados y no realizaba los envíos acordados, consumándose así la estafa.