Castilla-La Mancha registró en 2017 un total de 45 denuncias por acoso escolar, según datos del Ministerio de Educación y Formación Profesional. Se trata de la cifra más baja de los últimos cinco años, pues en 2016 se registraron 54; en 2015, 80; 64 en 2014 y 61 en 2013. Por provincias Toledo fue la provincia donde más casos de acoso se denunciaron, hasta 20; seguida de Albacete, con 13, y Ciudad Real con 10. Por contra Cuenca y Guadalajara registraron un caso por provincia.
Por franja de edad, la de 15 a 17 años fue la que registró más denuncias, con un total de 21; seguida de la de 12 a 14, con 20 denuncias. De igual modo, se presentaron cuatro por agresión a menores de entre 9 a 11 años. Por contra, en la franja de 6 a 8 años no se presentó ninguna denuncia. Por número de acusaciones presentadas, Castilla-La Mancha fue la novena de un ranking que encabeza Andalucía, con 255; Madrid, con 170 y 129 con Comunidad Valenciana.
El teléfono contra el acoso escolar del Ministerio de Educación y Formación Profesional, el 900 018 018, atendió 12.799 llamadas entre noviembre de 2017 y octubre de 2018, lo que supone la mitad que durante el mismo período del año anterior, cuando se atendieron 25.366 llamadas. Del total de llamadas atendidas, descartando las consultas generales o erróneas, 5.557 se refirieron a posibles casos de acoso.
Esta disminución de llamadas se debe, según el Ministerio de Educación y Formación Profesional, a la creación de teléfonos que ofrecen un servicio similar en diferentes comunidades autonómas. El teléfono 900 018 018 es un servicio es gratuito, confidencial, anónimo, está operativo las 24 horas y es atendido por psicólogos apoyados por trabajadores sociales y abogados de la Fundación ANAR, que gestiona este servicio desde el año pasado.
Pasos a seguir
En todos los casos se informa al interlocutor sobre los pasos que debe seguir para comunicar al centro educativo la situación del acoso, con objeto de que se tomen las medidas oportunas. Los casos que requieren atención especial, bien por su gravedad o por no haber recibido el apoyo esperado del centro educativo, se derivan a los servicios de Inspección Educativa o a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, tal y como marca el protocolo de actuación.
En el 79% de las llamadas, los interlocutores fueron las madres o padres de las víctimas. Solo en el 3,78% de los casos eran los propios agredidos quienes llamaban. En cuanto a las edades, entre los 10 y los 13 años se acumula el 46% de los casos de acoso y entre los 8 y los 9, el 17% de los posibles abusos. Por sexo, el 49% de las posibles víctimas eran mujeres frente al 48% de varones.
Respecto al posible acosador, el 30% de las llamadas se referían a menores de entre 11 y 13 años. Por sexo, aunque los posibles acosadores forman parte, mayoritariamente de un grupo mixto de niños y niñas, los niños suponen un 39% de posibles acosadores (individualmente y en grupo), por encima del 25% de niñas.
En cuanto al tipo de acoso, dentro del psicológico, el más común eran los insultos, en un 39% de las llamadas. En el acoso físico, los golpes y empujones se dieron en el 64% de los posibles casos, mientras que en el ciberacoso, las amenazas, insultos o risas a través de las redes se produjeron en el 78% de las llamadas recibidas.
Acoso sexual
Dentro de la categoría de acoso social, la más frecuente era no dejar participar en actividades a la posible víctima, en un 33% de los casos, y en cuanto a acoso sexual, degradar al menor con insultos o comentarios obscenos se dio en la mitad de las llamadas (un 50%). En esta misma categoría, un 39% de las llamadas hacían referencia a acosos o intimidaciones sexuales y un 11%, a abusos sexuales.
En el 73% de los posibles casos, las víctimas llevaban meses o años sufriendo las situaciones de acoso hasta que se decidieron a contarlo. En cuanto a su frecuencia, el acoso era diario en el 54% de las llamadas.
De los posibles casos atendidos por el servicio de atención telefónica, la situación de acoso se había comunicado a padres y a profesores en el 25% y 22% de las llamadas respectivamente. Casi la mitad de los menores (un 49%) que denunciaban la situación se sentían intimidados ante lo que les estaba sucediendo.
Entre los problemas psicológicos que registraban las posibles víctimas destaca la ansiedad en el 40% de los casos y la tristeza, en el 36%. Como problemas físicos, los más frecuentes eran los digestivos, en el 30% de las llamadas, y de sueño, en el 26%. En cuanto a dificultades con las relaciones sociales, el 52% de los menores no quería ir al colegio y en el 24% disminuyó su rendimiento escolar.